«Cada vez nos cuesta más»

Colpisa

DEPORTES

GUSTAU NACARINO

Del Bosque y sus jugadores admiten que la selección debe reinventarse sin renunciar al estilo que le ha hecho hegemónica

12 oct 2013 . Actualizado a las 20:23 h.

A pesar de declararse satisfechos por un triunfo sufrido ante Bielorrusia que les deja a un punto del Mundial de Brasil, por lo que les valdría un empate en el a priori sencillo partido del martes ante Georgia en el Carlos Belmonte de Albacete, existe cierta inquietud en Del Bosque y sus jugadores por la falta de contundencia.

Asumen que ya no resuelven sus citas con la solvencia y vistosidad del último lustro glorioso, que los rivales les plantean los partidos unidireccionales de forma calcada y que urge reinventarse sin renunciar a ese estilo de toque con el que la selección española alcanzó la excelencia y enamoró al mundo.

«Cuesta, cuesta, nos cuesta mucho, cada vez más. Tocamos pero los rivales se defienden muy bien, se meten en su área y nos falta acertar en el último fase», reflexionó Xavi Hernández, en plan capitán y portavoz del equipo. Sin decirlo abiertamente, dio a entender que la selección nacional está sufriendo ese precio del éxito que ya gravó antes al Barça.

Tras unos años hegemónicos, la fórmula se va agotando porque los rivales descubren el antídoto. Se atrincheran y cierran los espacios a un grupo que se torna previsible. Se necesitan retoques, alternativas como las buscadas y encontradas por el Tata Martino en los culés. Del Bosque hizo suyos los argumentos de Xavi, el cerebro, su alter ego sobre el césped. Reconoció que faltó profundidad por la banda en el necesario proceso de «maduración» del adversario y se quejó de ese «espíritu conservador» que perjudicó al grupo tras el 1-0 y sembró «inquietud» al final.

Menos mal que en la mejor jugada del partido, Negredo firmó el segundo. Talento y jugadores Los objetivos se cumplen, hay talento y jugadores de sobra, pero España se ha notado incómoda en esta fase de clasificación en la que sólo firmó ese 0-4 de Minsk, ante Bielorrusia. Aunque dispone de ocho meses para estudiar en el diván cómo recuperar la chispa y el factor sorpresa de cara al Mundial, no se le puede acusar a Del Bosque de inmovilista. Nada menos que 15 de los 23 jugadores convocados ante Bielorrusia y Georgia no integraban el grupo cuando llegó. Pero muchos de ellos no mejoran lo que había. Con Villa y Fernando Torres en forma, por ejemplo, el ataque era superior al actual. En Palma de Mallorca, el seleccionador cambió el dibujo sobre la marcha y mostró cintura táctica. Recurrió a Iniesta y le colocó en la banda para desequilibrar. Prescindió de Monreal y jugó con defensa de tres. «Eran cambios necesarios pero no estuvimos cómodos», concluyó, sin embargo, tras el choque.

Invictos como locales

Son ya 29 partidos consecutivos marcando como local y sin hincar la rodilla. La última derrota en casa y en duelo oficial tuvo lugar en 2003 ante Grecia, con Iñaki Sáez en el banquillo y en la fase de clasificación para la Eurocopa de Portugal, a la que España llegó por vía de la repesca.

Pero los críticos coinciden en que el combinado nacional está «desteñido» y «deslucido», que se ha «vulgarizado» hasta hacerse «monótono» en algunas fases de los partidos. Los problemas son recurrentes. Se echa en falta un lateral derecho que percuta mucho más que Arbeloa y más presencia de un extremo puro tipo Navas. La noria del 9 tiene a todos mareados. El último en llegar y subirse sin esperar cola fue Michu. Un error reconocido por Del Bosque.

«Nos convenció en los entrenamientos pero a lo mejor nos equivocamos. Es un jugador que se mueve bien con espacios», declaró. Álvaro Negredo cumple cuando sale pero no le convence. Soldado entra y sale, al Villa se le espera pero la artritis de tobillo corre riesgo de cronificarse y Torres, aparentemente ya fuera del grupo, suele regresar a tiempo para las grandes citas. El casting se va a ampliar con la inminente convocatoria de Diego Costa, deseado por sus características diferenciadoras.

Es rápido, insistente, cae bien en las bandas, abre huecos y provoca un sinfín de faltas. Aporta energía, velocidad y vivacidad. Renovación Del Bosque garantiza que maneja las convocatorias «sin caprichos» y que sólo pretende el «estímulo» constante de sus jugadores y abrir el abanico, pero el embrollo de la portería no le beneficia al grupo ni al entorno porque genera controversia. El puesto de guardameta requiere continuidad, confianza y seguridad. Si Víctor Valdés se merece ser el titular -resulta indiscutible que está más en forma y juega más en su club que Iker Casillas-, convendría no volver atrás. Pero el técnico dejó abierta la posibilidad de un nuevo cambio ante Georgia y el debate sigue abierto. Mientras, en el Iberostar Estadio la afición coreó el nombre del portero madridista. Del Bosque heredó un grupo campeón y supo manejarlo desde el continuismo.

Ha ido introduciendo cambios para mejorarlo y ha conquistado un Mundial y una Eurocopa. En Brasil, defenderá el trono. España aspira a una sucesión de títulos jamás conseguida. Pero los ciclos siempre se terminan y por ello la Federación le ha pedido al técnico que siga dos años más para completar la renovación, el cambio tranquilo.