La Vuelta a España se decidirá en la montaña de Cantabria y Asturias

Efe

DEPORTES

Javier Lizon

Valverde se queja de que Nibali descansó más por hacer su traslado en helicóptero

10 sep 2013 . Actualizado a las 19:05 h.

La Vuelta a España salió viva y coleando de Pirineos y se dirige a su fase decisiva con la emoción que se buscaba desde su salida en Galicia, de manera que los cuatro favoritos (Nibali, Horner, Valverde y Purito Rodríguez) se disponen a luchar en Peña Cabarga, Naranco y Angliru, que decidirán la carrera. Ver flaquear a Nibali camino en el ascenso a Formigal delató al italiano. No es un líder de acero y el maillot de líder se le puede convertir en una mochila cargada de piedras. Le puso en evidencia Purito Rodríguez, que despertó de su letargo. Y se aprovecharon Valverde, que no remató la ocasión, y Horner, que va en serio y tiene la oportunidad de su vida.

La Vuelta a España es cosa de cuatro. Y ellos se la van a jugar en las montañas de Cantabria y Asturias, sobre todo en el temible Angliru, el sábado, la víspera de la clausura en Madrid. Nibali y Horner se han mostrado superiores a los demás, sin avasallar, y la separación entre ambos es de solo 28 segundos. El estadounidense, de 42 años, llega más fresco en una fase en la que el cansancio pasará factura. Ha competido mucho menos que el italiano, que lleva 79 días de competición.

Nibali, líder del Astana, ha ganado el Giro de Italia y la exigencia no le agobia. Sin embargo, su veterano rival se encuentra ante una oportunidad de oro y se relame con los puertos que restan. Disfruta cuando las carreteras apuntan al cielo y en ese terreno puede marcar diferencias. En segunda línea de fuego, al acecho, se hallan Alejandro Valverde y Purito, ambos procedentes del Tour y sin la chispa de entonces. El murciano está a 1.14. Arañó segundos en Formigal, pero no aprovechó a fondo la ocasión ante los apuros del Tiburón. Parece que se conforma con el podio, pero anuncia que tratará de aprovechar cualquier ocasión.

Sin embargo, tiene una queja. «No es lo mismo un viaje de tres horas», como el suyo a Calahorra, donde ha dado la rueda de prensa del segundo día de descanso, «que de media hora», como el de Nibali por el aire hasta Zaragoza. Aún así, se ha mostrado dispuesto a pelear por la victoria final porque cree que ha llegado «reforzado al segundo día de descanso». «Si gano en el Angliru estaré cerca de (ganar) la Vuelta. Hay dos días muy buenos. El del Naranco, no tanto. Peña Cabarga y el Angliru pueden ser muy duros y, si las fuerzas están bien, intentaremos recortar. Las diferencias son muy justas y se va a luchar a tope por ganar la Vuelta», ha añadido Valverde.

Purito es el más alejado en la general, cuarto a 2.29. Puede ser el juez de la carrera porque deberá arriesgar para ganar una etapa y, quién sabe, para algo más, pero el catalán, exceptuando el ataque en la montaña oscense no es el corredor que explotaba en las llegadas elevadas. Las bonificaciones podrían jugar un papel determinante.

Son los cuatro nombres de la Vuelta a España, ya que entre los en principio favoritos se cayeron del cartel Ivan Basso, ya en casa tras congelarse en Andorra; Samuel Sánchez, noveno a 7.33 minutos y el colombiano Sergio Henao, que está perdido a media hora. Sin embargo, hay otros que están ofreciendo buen rendimiento, pero sin molestar en la lucha por el podio. Son el italiano Pozzovivo, el irlandés Roche y el francés Pinot, quinto, sexto y séptimo respectivamente. Un triunfo de etapa será un objetivo común.

Lo que falta será lo que decida. La Vuelta promete un final emocionante, que es lo menos que se le puede ofrecer a la afición. Tras una etapa de transición entre Calahorra y Burgos que llega después del descanso, se presenta la traca final.

El jueves llegada a Peña Cabarga, con sus 6 kilómetros al 9,2 por ciento y rampas de hasta el 20. Antes cuatro puertos. El viernes final en el Naranco, junto a Oviedo, otros casi 6 kilómetros al 4,2 por ciento de desnivel medio, y el sábado fiesta mayor con el Angliru.

Un puerto que se ha convertido en uno de los símbolos de la Vuelta y el ciclismo español desde que se descubrió en 1999. Una prueba final, definitiva, de donde saldrá la foto del podio para Madrid. Una calvario de 12 kilómetros al 10,2 de pendiente media, y rampas del 23, situada en la famosa Cueña Les Cabres.

La jornada de descanso les vino de maravilla a los 150 supervivientes de la Vuelta. Un ligero rodaje en torno a la hora fue suficiente entrenamiento antes de cabalgar hacia Burgos, donde los esprínteres podrán aprovechar la penúltima oportunidad antes de Madrid. La Vuelta está viva y el norte espera impaciente.