Lendoiro hizo de la ocultación de la verdad un método. Una estrategia en la que se apoyó para eternizarse en la presidencia del Deportivo. Consentido por aquellos que desde una posición acrítica le permitieron engaño tras engaño ha llevado al Deportivo a las puertas de la tragedia.
Lendoiro engañaba a todo el mundo cuando decía que el club no tenía problemas económicos. Mintió cada vez que presentó año a año unas cuentas con beneficios y mentía cuando decía una y otra vez que no había razones para acogerse al concurso de acreedores. Y, ya dentro del proceso concursal, se ha empleado a fondo en su afán de responsabilizar a los administradores y a los acreedores de todos los males que padece la entidad. Y esta focalización de las culpas no es más que otra gran mentira de Lendoiro, a quien nunca se le escuchará asumir una responsabilidad o ejercer el noble ejercicio de la autocrítica. Miente sobre los administradores concursales con el único fin de tapar su incapacidad para competir con los demás en igualdad de condiciones. El Dépor tiene la tercera plantilla más cara de la Liga. Y eso debería ser suficiente para confeccionar un plantel con potencial para luchar por el ascenso. Pero Lendoiro no ha sido capaz de configurar un equipo compensado. Y como no lo ha hecho, se atreve a responsabilizar incluso a Fernando Vázquez del regreso a Primera División.
Lendoiro tiene tal costumbre de mentir que ayer se inventó la existencia de un enemigo invisible que no quiere que el Dépor ascienda y que está dispuesto a lo que sea con tal de lograr que los blanquiazules no abandonen el pozo de la Segunda División. Por supuesto, el todavía presidente del club no ha desvelado quien es semejante malaje que todas las mañanas se levanta pensando en la manera de torpedear las ilusiones de todo el deportivismo.
Ayer, el presidente dijo que hoy respondería al comunicado que hicieron público los administradores. No dijo nada en cambio sobre sus hijos y las noticias que alrededor de ellos y sus negocios se han publicado en este periódico. Lendoiro se ha preocupado siempre de ocultar la verdadera relación de sus hijos con el club: ¿qué hacían y cuánto cobraban por ello? Algo que no debería ser difícil de explicar, salvo que la verdad no sea muy presentable. Claro que, Lendoiro nunca ha considerado relevante decir la verdad al deportivismo.