Los españoles viven como nadie el deporte y, sin duda, estarían encantados de acoger, otra vez, unos juegos olímpicos. Este país ha demostrado una gran capacidad organizativa en eventos de alto nivel y de todo tipo de pelaje. Pero esta no es la cuestión. ¿Es el momento para que España se embarque en la organización de unos Juegos Olímpicos? Desde el Gobierno se está vendiendo no tanto como un reto que genera ilusión, sino como una necesidad apremiante para salir de la crisis en la que estamos inmersos.
Según la comunidad de Madrid, los Juegos tendrían un impacto de 2.471 millones en su PIB y atraerían más de 800.000 turistas adicionales, con un gasto estimado de 625 millones. Dicen que generarían más de 50.000 empleos a tiempo completo en la comunidad. Y que la inversión pública para infraestructuras solo sería de unos dos mil millones. Los beneficios para Madrid son obvios. Igualmente, unos Juegos también benefician al resto del país en varios aspectos. Pero la coyuntura actual nos obliga a ser prudentes. Por mucho que mejoren las cosas, está claro que el Gobierno se volcará presupuestariamente en Madrid. Y no dudará en prescindir de inversiones necesarias en otros lugares. Y, sinceramente, al margen de localismos absurdos, da miedo el trato que puedan recibir Galicia y otras comunidades durante el período previo a Madrid 2020.
Juegos sí, pero si se pueden pagar y nunca a costa de de nadie.