Morlán lleva a Brasil a un hito en el Mundial de Duisburgo

Paulo Alonso Lois
Paulo Alonso Lois REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Morlán cree que el resultado de Queiroz le dará fuerza para Río.
Morlán cree que el resultado de Queiroz le dará fuerza para Río. Ramón Leiro < / span>

Isaías Queiroz se colgó un oro y un bronce

02 sep 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Jesús Morlán, el entrenador del David Cal y responsable del equipo brasileño de canoa, condujo el pasado fin de semana a la selección sudamericana al mayor hito de su historia. Por primera vez, uno de sus palistas subió al podio de un Mundial, gracias al oro en C-1 500 y el bronce en C-1 1.000 de Isaquias Queiroz, pero además todos los barcos, excepto uno, alcanzaron la final en la cita de Duisburgo.

Morlán lleva cuatro meses al frente del equipo brasileño en Sao Paulo, con los Juegos de Río como principal reto. Pero el trabajo de los últimos tiempos comienza a verse. Ya cuando aceptó la responsabilidad, el pasado mes de marzo, fijó un horizonte ambicioso. «Me exijo una medalla con ellos. Necesito ese listón y que ellos lo tengan. No puedo ir a por el sexto puesto. No voy a Brasil a eso. Que luego luchamos por el sexto lugar en la final, pues hasta aquí llegamos», comentó. No fue un metal, sino dos, los que consiguió Isaquias Queiroz, un portento de solo 19 años con el que puede recorrer un camino similar al que trazó con Cal.

«En el Mundial del 2007, hace ahora seis años, David también ganó el oro en C-1 500 y el bronce en C-1 1.000», explica Morlán «satisfecho por la gran alegría de la delegación brasileña, la comidilla además dentro en el campeonato». Ausentes solo Cal y un potente palista checo, Queiroz fue el único que disputó las dos distancias. «Es muy joven y la prueba de mil metros se le hace larga todavía. Además, le perjudicó el viento en contra, que ralentizó la regata 25 segundos por debajo de su marca», explica el entrenador pontevedrés sobre la prueba del kilómetro, que forma parte del programa olímpico.

En este tiempo, se centró en implantar su metodología en el equipo brasileño de canoa: «Llegué en abril y a principios de mayo empezamos a entrenar en la pista olímpica de Sao Paulo. Cuando vi al equipo sabía que tenía talento, sobre todo Isaquias, pero los resultados superan nuestras expectativas. Hasta ahora traté de enseñarles a entrenar porque quizá antes el método era más antiguo, e instauré el mismo que utilizo con David, que también les ayudó».

«Creo que es el campeonato en el que más felicitaciones recibí por parte de entrenadores internacionales», explica Suso Morlán, para el que el Mundial de Duisburgo marcó el inicio de una nueva etapa. «Las medallas de David ya se daban por habituales. Y lo que mejor me sabe es que el equipo está enloquecido de felicidad. Este resultado es muy ilusionante de cara a los Juegos de Río».

Queiroz lidera los éxitos brasileños. «Tiene un talento descomunal. Rema de forma espectacular con solo 19 años. Toca muy bien el agua, tiene muy buenas sensaciones cuando coge fuerza, es muy rápido, hábil, tiene equilibrio y muestra una condición atlética excelente para deslizar muchísimo», apunta en una primera radiografía.

«Al ser tan joven, todo lo que va a hacer es mejorar. A partir del 30 de septiembre haremos la temporada completa con él, ya con más tranquilidad que ahora», explica Morlán sobre Queiroz, que con un tiempo de 1.50,09 superó en la final de C-1 500 metros al uzbeko Vadim Menkov (1.50,940) y al alemán Erik Leue (1.51,939).

Con un cuerpo «pétreo» de 174 centímetros, Queiroz protagoniza la irrupción más asombrosa de un canoísta en la élite del piragüismo mundial desde que David Cal se apuntó un oro y una plata en los Juegos de Atenas 2004 cuando tenía solo 21 años.