Pep Guardiola asume la presión de entrenar al Bayern de Múnich

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Guardiola, durante el partido contra el Rehden
Guardiola, durante el partido contra el Rehden FABIAN BIMMER

«Todo el mundo quiere más, más, más, más», se queja el entrenador catalán

06 ago 2013 . Actualizado a las 20:56 h.

Pep Guardiola, el gran fichaje de la Bundesliga para la temporada que está por comenzar, admitió que la presión de dirigir al Bayern de Múnich es enorme, quizás mayor de la esperada. «Parece que tenemos que ganar todos los partidos por siete u ocho a cero», se quejó el entrenador en la antesala del comienzo de la Liga alemana este próximo viernes. «Es algo imposible».

Antes de confesarse, Guardiola resultó ser un huésped encantador en la noche del lunes durante la visita al débil Rehden, por la primera ronda de la Copa de Alemania. El Bayern de Múnich se impuso 5-0 con un triplete de Thomas Müller a los 45, 59 y 64 minutos y tantos de Xherdan Shaqiri (18') y Arjen Robben (88'). El Rehden, un equipo amateur de la cuarta división que lució por primera vez camisetas con los nombres de los jugadores inscritos en la espalda, ofreció mayor resistencia de lo esperado por Guardiola, que firmó un autógrafo para el presidente del modesto rival y abrazó a su técnico tras el partido, en la que fue su primera victoria oficial al mando del Bayern de Múnich.

Pero al mismo tiempo, el afable Guardiola habló con una franqueza inesperada de las enormes expectativas cifradas en él, algo que al parecer había subestimado un tanto. Fue más claro en una entrevista televisiva tras el partido: «Sé en qué club estoy y no es fácil. Siempre tienes que ganar». Los 90 minutos del duelo de Copa no pueden haber sido los detonantes de tal reflexión, aun cuando el Bayern evidenció problemas en la zaga. Guardiola se lamentó: «Todo el mundo quiere más, más, más, más».

El revuelo en torno a su persona ya parece desagradarle cuando ni siquiera ha comenzado la Liga. «Tengo que aceptar esta presión», dijo y pidió consideración pese a que hasta ahora no se ha escuchado ni una crítica. «Soy un técnico normal, no un super-super entrenador», insistió en la noche copera, que quedará grabada para siempre en la memoria del Rehden. Resultó hasta curioso el hecho de que justamente el técnico del rival de cuarta saliera en defensa de su famosísimo colega. «Necesita mucho, mucho tiempo para sus ideas», sostuvo el croata Predrag Uzelac. «Espero que le den ese tiempo».

Guardiola parece haber comprendido cabalmente la tarea que le espera: la de mejorar y hacer más atractivo el fútbol del club de mayor éxito en Europa y ganador del triplete. Pero no será posible tan rápidamente. «Apenas hace seis, siete semanas que estoy aquí», se justificó el sucesor de Jupp Heynckes. «Tengo sólo 42 años y sólo cinco de entrenador». Guardiola vio al Bayern de Múnich anotar cinco goles, pero también vio tres grandes oportunidades para el modesto adversario. «Eso lo pagas si juegas contra equipos de otra calidad», advirtió Toni Kross y llamó a «jugar más concentrados». Quizás fueron esos los problemas que hicieron cavilar a Guardiola.

El delantero del Rehden Alexander Neumann dijo antes del partido que le había llamado la atención en la final de la Supercopa contra el Dortmund -que Bayern perdió por 4 a 2- que los bávaros «al final del partido eran más vulnerables a los contraataques que en la temporada pasada». La defensa del Bayern parece tener las mayores dificultades para cambiar de sistema al 4-1-4-1. Los jugadores aseguran no preocuparse demasiado.

«Estamos bien», aseguró el autor del triplete, Müller. «Nos veo por buen camino pese a que apenas llevamos un mes juntos». Y Robben agregó: «Aún no estamos al cien por cient pero lo suficientemente bien para comenzar la temporada». El viernes, en el inicio de la Bundesliga contra el Borussia Mönchengladbach, se verá si es verdad.