El sueño de Erika Villaécija se desvanece en Barcelona

Cristian Reino BARCELONA / COLPISA

DEPORTES

Acaba los 10 kilómetros en aguas abiertas en décimoséptima posición, superada por Requena

24 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El sueño de Erika Villaécija de subirse al podio en su casa, en Barcelona, en los mundiales de natación, se alejó este martes en el puerto de la capital catalana, donde nadó los 10 kilómetros en aguas abiertas y donde no pudo estar entre las mejores. Su objetivo era mejorar la octava plaza de Londres, en los Juegos Olímpicos, pero no pudo ser. «Me veo con medalla», afirmó en la previa

Aunque luego la prueba le despertó del sueño. Salió muy fuerte, con el grupo de las favoritas y, en la primera de las cuatro vueltas al circuito, dobló en tercera posición, lo que le otorgaba serias opciones de acabar entre las mejores, ya que si conseguía mantenerse en el pelotón, podía aprovechar su velocidad punta en el esprint final. Esa era la táctica que había diseñado con su entrenador, Joan Fortuny: aguantar el ritmo de las fondistas y en el kilómetro final imponer su aceleración.

Sin embargo, tras el paso por la primera vuelta, la carrera se le empezó a enredar. La lucha codo a codo y patada a patada de las aguas abiertas, donde el contacto y las agresiones entre los nadadores están a la orden del día, le perjudicaron. Sufrió golpes de competidoras más habituadas que ella a la guerra de guerrillas que a veces es la natación fuera de la piscina, y en la segunda vuelta perdió posiciones y fue cayendo a la cola del pelotón. Finalizó decimoséptima, por detrás de Yurema Requena (decimosexta).

La sincronizada, a por la plata

Por otro lado, Ona Carbonell y Marga Crespí en los ejercicios libres para poder dar el salto de calidad y de paso superar a las chinas, que se están mostrando superiores. De hecho, el dúo libre español no pudo pasar ayer de la tercera posición, por detrás de las rusas, primeras, y las chinas, segundas. Ona y Marga buscarán mañana una nueva medalla. El oro, una quimera.