España lame sus heridas de la Confederaciones y teme que hayan encontrado un antídoto a su juego

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DEPORTES

OLIVER WEIKEN

La selección se quedó sin marcar en dos partidos consecutivos por primera vez en una década

01 jul 2013 . Actualizado a las 19:27 h.

No hubo lágrimas, ni drama ni críticas, pero la noche más dura de la selección española de fútbol en los últimos cinco años evidenció que puede haber un antídoto contra sus éxitos. Italia en semifinales y Brasil en la final de la Copa Confederaciones el domingo demostraron que esa receta anti-España se compone de presión alta y agresiva para bloquear la salida de la pelota, recuperación rápida, veloces transiciones de ataque con el balón al espacio y disputa de la posesión del esférico, de apenas un 53 % para el campeón del mundo en la final del domingo.

Un atisbo de preocupación se vio en las catacumbas del Maracaná tras el severo 3-0. «A España los equipos le juegan de tú a tú. Ya cada vez nos tienen más estudiados, tanto Brasil como Italia», señaló Iker Casillas, el capitán, recordando los sufrimientos ante el equipo azzurro en la semifinal, decidida desde el punto de penal. El defensa Sergio Ramos aseguró que el golpe es una lección que va más allá del vestuario: «Enseña no sólo a los futbolistas, sino en general a nuestro país, a nuestra gente, que siempre la selección no va a estar ganando. Tanto Brasil como Italia nos han jugado de una manera que nos han creado mucho peligro, nos presionan arriba, nos roban en campo contrario y de todo eso debemos aprender».

La selección española se quedó sin marcar por segundo partido consecutivo, algo que no le ocurría desde hace una década. El lado positivo de toda derrota, insistían. «Sí, nos vendrá bien, nos vendrá bien, claro que sí», dijo Xavi Hernández, que pidió «aprender» sin revelar exactamente el qué. Después de tres finales seguidas ganadas, los jugadores españoles estuvieron el domingo del otro lado. La cara seria sobre el césped era la suya. Los que cantaban y bailaban al ritmo marcado por el defensa Dante tocando su pandero eran los brasileños. Los niños que correteaban sobre el césped junto a sus padres llevaban camisetas amarillas. «No estamos acostumbrados», admitió Xavi después de festejar dos Eurocopas (2008 y 2012) y un Mundial (2010) seguidos.

El jugador del Barcelona puede trazar similitudes entre la caída con Brasil con la que sufrió con su club ante el Bayern Múnich en las semifinales de la Liga de Campeones o las encajadas frente al Real Madrid en las últimas campañas. La canarinha, el conjunto alemán y el equipo de Jose Mourinho utilizaron sistemas parecidos. «No podemos ir de un extremo a otro. ¿Final de ciclo de España? No, olvídate, este equipo tiene mucho que ofrecer, hay que tener mucho respeto por este equipo», defendió al campeón del mundo el brasileño del Barcelona Dani Alves.

«Barcelona sigue siendo una escuela digna de admiración y la selección española sigue siendo digna de admiración por la personalidad que tiene y la forma como compite. Es para quitarse el sombrero», alabó la filosofía azulgrana, derrotada por el Bayern, y la del campeón de Europa, desafiada por Italia (empate sin goles) y superada por Brasil.

En el fútbol no se vive mirando los trofeos de las vitrinas y eso lo saben los jugadores españoles. «El palmarés de esta selección está ahí, no hay que olvidarlo, pero evidentemente en el fútbol no vives del pasado y tienes que seguir demostrando día a día», dejó Ramos como lección. La única media sonrisa la puso el seleccionador, Vicente del Bosque, que negó consecuencias futuras. «Por una derrota no podemos alarmarnos. No nos gusta perder, pero no debe ser un drama», pidió calma tras un encuentro que animará a sus rivales pensando en Brasil 2014.