Después de más de dos horas de fútbol, la Copa Confederaciones disfrutará de su final soñada en un escenario histórico, el estadio de Maracaná, en Río de Janeiro. El único problema es que no acompañará el horario. Se disputará en Brasil a las siete de la tarde hora local, por lo que en España comenzará a las doce de la noche y no terminará antes de las dos menos cuarto de la mañana del lunes.
Por fin esta España bicampeona de Europa y campeona del mundo se enfrentará al país futbolístico por antonomasia, fundador del jogo bonito y patria de muchos de los mayores talentos de este deporte en todos los tiempos.
Quizá el equipo comandado por Xavi, Iniesta y Casillas sea capaz de cambiar los papeles. Por una vez, el toque y el gusto por el dominio del balón pasen por las piernas españolas, mientras la canarinha se confíe al entramado defensivo planteado por Scolari y al genio del Barcelona, Neymar. Nunca se había enfrentado esta generación de futbolistas españoles a Brasil, en la que puede revelarse como su coronación definitiva en lo más alto del fútbol mundial.
Brasil contará a favor con el factor físico. Con una jornada más de descanso que España, arribó ayer a Río de Janeiro procedente de Belo Horizonte. Los anfitriones se clasificaron a la final tras derrotar a Uruguay sin acudir a la prórroga.
Brasil se entrena hoy en el estadio São Januario, propiedad del Vasco da Gama, y mañana tiene previsto realizar el reconocimiento de campo del Maracaná, sede de la final.