Guardiola, «pasión pura y fuego interno» en su primer entrenamiento con el Bayern de Múnich

Dpa

DEPORTES

La figura del preparador catalán concentró 8.000 espectadores en el Allianz Arena

26 jun 2013 . Actualizado a las 22:09 h.

Pep Guardiola demostró en su primer entrenamiento al frente del Bayern de Múnich que tiene el estómago vacío de fútbol: quiere ver a sus jugadores correr, sudar, responsabilizarse y disfrutar con el balón. Guardiola irradió pasión, carisma y entusiasmo, el que le faltó a una afición que no cumplió con lo previsto y no llenó las 25.000 butacas que habilitó el club en el Allianz Arena.

Sin embargo, los jugadores del Bayern de Múnich siguieron con gran curiosidad y con absoluta confianza el primer entrenamiento con su nuevo entrenador. El campeón alemán arrancó oficialmente a trabajar para prepararse ante una temporada en que defenderá tres títulos (Liga, Champions League y Copa alemana) y optará a otros tres (Supercopa alemana, Supercopa europea y Mundial de Clubes).

Si hay alguien que puede mantener el hambre de títulos del Bayern es Guardiola, aseguró el presidente del club bávaro, Uli Hoeness el lunes en la presentación del nuevo entrenador. Y sí, el técnico lo demostró sobre el césped.

Guardiola dio órdenes con energía. Donde no llega su nivel de alemán alcanza su carisma. «Irradió pasión pura, fuego interno», comentaron en Sport1, una de las televisiones alemanas que retransmitieron el primer entrenamiento en directo.

El preparador sólo paró quieto para observar. Exigió velocidad de balón, ritmo. Justo después del calentamiento ya ordenó el ejercicio básico con el que se ha hecho famoso el fútbol del Barcelona -el rondo-, una declaración de intenciones de que la combinación en espacios cortos y el manejo preciso del balón van a ser tan importantes en el Bayern como lo fue en su anterior equipo. Guardiola buscó mucho el diálogo con sus ayudantes. Al fin y al cabo, la barrera del idioma dificultó a veces la ejecución de los ejercicios. El preparador físico Lorenzo Buenaventura, con el que también trabajó Guardiola en Barcelona, tuvo la previsión de ensayar una práctica de acondicionamiento físico media hora antes del inicio de la sesión. Incluso probó con tres jóvenes jugadores la eficacia de sus órdenes para luego ser más ágil con la transmisión de instrucciones ante toda la plantilla.

Guardiola ya tiene a su disposición a todos los internacionales alemanes, a excepción de los lesionados Bastian Schweinsteiger, Mario Götze y Holger Badstuber. Estos dos últimos, no obstante, no dudaron en seguir el entrenamiento aislados en una zona VIP del estadio. Los futbolistas internacionales brasileños del Bayern, Dante y Luiz Gustavo, así como el español Javi Martínez están concentrados en la Copa Confederaciones en Brasil y también se ausentaron de la sesión. Además, el peruano Claudio Pizarro, el holandés Arjen Robben, el austríaco David Alaba, el croata Mario Mandzukic, el suizo Xherdan Shaqiri y el belga Daniel van Buyten fueron liberados del primer entrenamiento al encontrarse todavía de vacaciones.

Quien no faltó fue el mejor jugador de la temporada pasada, el francés Franck Ribéry, con quien Guardiola buscó la complicidad durante varios lances del entrenamiento. Cruce de miradas, de sonrisas, de palabras. Era justo lo que quería el técnico para empezar a ordenar sus planes futbolísticos.

Louis van Gaal, que fue entrenador de Guardiola en el Barcelona, le recomendó al catalán que pidiera a sus jugadores que le corrigieran cuando se equivocara con el alemán. «Así los jugadores sociables del grupo te ayudan y se crean conexiones más rápidas», explicó Van Gaal desde las páginas del rotativo holandés Algemeen Dagblad.

Al final de la sesión, Guardiola buscó también el diálogo con Mario Gómez, de quien varias informaciones apuntan que está cerca de fichar por la Fiorentina. Guardiola fue el último en abandonar el césped ante la admiración de la afición. Se hartó de firmar autógrafos y camisetas a la afición. Aunque sólo acudieron 8.000 aficionados en vez de los 25.000 que se calcularon que iban a asistir, nadie quedó decepcionado.

Público de todas las edades siguió casi en silencio la primera aparición de Guardiola con botas de tacos: bocas abiertas y concentración ante los nuevos movimientos del equipo. Todo Múnich confía en un Guardiola con hambre de fútbol.