Superior en todas las facetas

Fernando Rey Tapias

DEPORTES

Rafa Nadal consuela a David Ferrer, al que apenas concedió alguna oportunidad.
Rafa Nadal consuela a David Ferrer, al que apenas concedió alguna oportunidad. PATRICK KOVARIK < / span>Afp< / span>

Nadal mejora todas las virtudes de Ferrer, como plasmó en la final

10 jun 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La final de París supone de entrada un éxito sensacional del deporte español. Personificado primero en un Rafa Nadal que dejó atrás una grave lesión para ganar su octavo título en nueve años en una competición tan exigente como Roland Garros: impresionante. Al mismo tiempo, David Ferrer reivindica su tremendo espíritu de superación para mejorar. Su subcampeonato premia sus virtudes, pero es cierto que ante cualquier otro rival habría tenido más opciones para ganar su primer grande.

Sin imprevistos

Sin problemas de rodilla, no había espacio para la sorpresa

Si nada extraño modificaba el guion de la final, Nadal era claro favorito. No sufrió ningún problema en la rodilla, y venció. De hecho, el mallorquín encarna todas las virtudes del alicantino, pero elevadas, con golpes más resolutivos y mayor mentalidad ganadora. Por eso tenía muy difícil ganarle en tierra.

El ganador

Seriedad y una marcha más

Pese a su superioridad, jugó Rafa con un respeto enorme, muy serio. Sabe que un despiste puede convertir un triunfo cómodo en una derrota. Su tenis tiene una marcha más que el de Ferrer, al que le faltan golpes definitivos para modificar la situación cómoda de golpeo de Nadal y ganar puntos sin deberse a errores del rival.

En progresión

Otro torneo de menos a más

Nadal describió en París una progresión de menos a más, hasta encontrarse cómodo en cuanto a movilidad y confiado para conectar winners. Ofreció paralelos sensacionales que desarbolaron al rival. Ferrer resta bien, pero la constancia de los golpes ganadores del mallorquín, sus ángulos, y la potencia y el peso de su bola lo tumbaron.

Impotencia

Ferrer, sin poder cambiar

No tiene Ferrer la posibilidad para variar el devenir del partido con subidas a la red ni golpes demoledores. Por eso se le fue escapando, pese a su ritmo alto, extraordinaria movilidad, constancia, seriedad...