Deportivo y Celta despidieron a Oltra y Paco Herrera, dos técnicos de récord amortizados

M. P. R.

DEPORTES

CESAR QUIAN

Unos meses después de las fiestas de ascenso, los entrenadores que devolvieron a los equipos gallegos a Primera sufren feos despidos

19 feb 2013 . Actualizado a las 23:17 h.

Las trayectorias de José Luis Oltra y Paco Herrera corrieron paralelas casi hasta el final de sus respectivas etapas al frente del Deportivo y del Celta. Ambos entrenadores sintieron el calor de las aficiones, coecharon indiscutibles éxitos en el campo hasta el punto de entrar en la historia de sus clubes, sufrieron los rigores de una mayor exigencia en Primera división y, finalmente, pasaron por feos despidos. Oltra y Herrera fueron entrenadores de récord en Dépor y Celta, pero una vez amortizados vivieron en sus carnes la crueldad del fútbol, que no tuvo poco más que unos meses de memoria con aquellos que devolvieron a los equipos gallegos a Primera.

A Oltra le llamó el psicólogo del Deportivo en las horas previas al final del pasado año. «No quiero entrar ni en las formas ni en el fondo, solo que me queda respetar y asumir todas las decisiones», dijo el valenciano. El Deportivo caía al pozo de la clasificación lastrado por sus problemas defensivos y unos fichajes de dudoso rendimiento. Pero Oltra pagó el pato. Poco importó su año en Segunda división, cuando el Deportivo se proclamó campeón con una temporada de récords históricos del club y de la categoría.

En su aterrizaje en A Coruña, Oltra se lanzó a un mensaje de optimismo y alegría con un modelo de fútbol que funcionó a ratos, pero que conquistó al deportivismo, que venía del gesto torcido de Lotina y el drama del descenso. Oltra fue manteado en Riazor cuando el equipo volvía de Vigo tras ganar el derbi de la segunda vuelta, que casi certificaba el regreso a Primera. Apenas unos meses después salía del Dépor de tapadillo, de noche y casi en nochevieja.

A Paco Herrera el adiós no le debió de parecer mucho más elegante. El técnico extremeño recogió a un Celta que había rozado la Segunda B y lo reconvirtió en un aspirante al ascenso. Estuvo cerca en el primer intento y lo consiguió en el segundo, cuando el Celta volvió a Primera de manera directa. También dejó por el camino varios récords del conjunto vigués, que se preciaba de la apuesta futbolística y de cantera que realizaba Herrera.

Como al Dépor de Oltra, los rigores de la máxima categoría cogieron a contrapié al Celta de Herrera, con errores defensivos y dependiente en exceso del acierto de Iago Aspas en ataque. El entrenador extremeño trató de menear su equipo con cambios de alineaciones y sustituciones cuestionables, pero no dio resultado. El lunes se enteraba por la prensa de su despido y de la identidad de su sustituto, pero no le llegó la confirmación hasta pasado el mediodía.

«Soy admirador de Paco Herrera, lo considero un señor y uno de los entrenadores más respetados de la categoría», decía Oltra. «El Dépor de Oltra es un equipo que me gusta. Tiene hechuras de Primera», lanzó flores Herrera. Ambos marcaron una época, siquiera breve, en los dos principales equipos gallegos. Pero el fútbol volvió a demostrar que no sabe de romanticismos.