El último cartucho del mago de la pizarra

p. g. a coruña / la voz

DEPORTES

13 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El tercer entrenador del Deportivo en lo que va de temporada será el único técnico gallego en un banquillo de la Primera y Segunda División en España. Los destinos de ambas partes parecen haberse cruzado en un momento crítico. La apuesta no admite dobleces. Ambos se encuentran ante su último cartucho.

Fernando Vázquez Pena (Castrofeito, 1954) es el gallego en activo con más partidos dirigidos en Primera División (342), solo superado en la historia de la Liga por Luis Cid Carriega (Allariz, 1929: Sporting, Zaragoza, Sevilla, Betis, Atlético de Madrid, Celta...) y Arsenio Iglesias (Arteixo, 1930: Deportivo, Zaragoza, Real Madrid...). Lalín, Racing y Lugo disfrutaron de Vázquez antes de su llegada al Compostela en sustitución de Fernando Castro Santos en 1995.

Aquel subcampeonato de invierno (brillaron en el mejor Compos de la historia Ohen, Passi, Nacho, José Ramón, Christensen, Fabiano...) fue un hito que le catapultó a la escena de la pizarra nacional, de la que llevaba ahora casi seis años al margen (los dos primeros por voluntad propia y con la excepción de la selección gallega, aunque no le faltaron ofertas como las del Oviedo, Racing de Santander y Pontevedra).

Vázquez demostró después ser mucho más que aquel técnico que celebraba a la carrera por la banda los goles de su equipo. Su capacidad para gestionar el grupo en base a la cercanía con el futbolista y una motivación cimentada en un gran conocimiento del entorno y del rival, hicieron del técnico gallego uno de los más requeridos.

Sus equipos, compactos en lo defensivo, atrevidos a la hora de atacar, fueron el mejor caldo de cultivo de nombres como Jonathan Aspas, Borja Oubiña, Julio Álvarez, Rubén, Momo, Tristán, Güiza o Camuñas, al que ahora se encuentra de nuevo en el Deportivo.

Tras el Compostela, este licenciado en filología germánica y exprofesor de inglés en Noia y Arzúa, fue héroe y villano, casi siempre en equipos que caminaban sobre el filo de la navaja. Se hizo con el Oviedo, un Mallorca medio desahuciado que dio la campanada en Europa, el siempre complicado Betis de Lopera, Las Palmas, Rayo, Valladolid y un Celta en el que vivió de todo: un ascenso a Primera y el declive, pasando por la clasificación para la UEFA.

Vehemente en ocasiones en su defensa (nunca se acostumbró al despido), su vida al margen le ha mostrado como un estudioso del fútbol ajeno y apasionado con el propio.