La invasión de las apuestas ilegales

Sebastian Fest MADRID / DPA

DEPORTES

Murad Sezer / Reuters

La Europol alerta de la irrupción de las mafias asiáticas en el deporte

06 feb 2013 . Actualizado a las 13:17 h.

Hace ya unos cuantos años, Joseph Blatter meneó la cabeza negando: «Usted está equivocado, pero en caso de que tuviera razón, significa que habré fracasado en mis 30 años de fútbol». La frase del presidente de la FIFA estaba destinada a Declan Hill, un incansable periodista canadiense que dedicó un buen trozo de su vida a sumergirse en el submundo de las apuestas clandestinas, en el corazón de las mafias asiáticas. Hill acababa de entregarle a Blatter documentación con «pruebas sólidas, muy sólidas» de manipulación de resultados durante el Mundial de Alemania 2006. La reacción del suizo se resumió en aquella frase escéptica, aunque un tanto a la defensiva, revelada por el periodista.

  

Casi 700 partidos

El diálogo entre Hill y Blatter vuelve a cobrar sentido tras el anuncio hecho el lunes por Europol: casi 700 partidos en todo el mundo -380 de ellos en Europa- bajo sospecha de haber sido manipulados por las mafias de apuestas ilegales provenientes de Asia. El anuncio de Europol implica el reconocimiento de que el problema no está en lo que suceda con empresas como Bwin o Betfair, muy controladas a esta altura y con un caudal de apuestas comparativamente menor a lo que se genera desde Asia.

Las mafias, por delante

Las federaciones deportivas internacionales parecen ir por detrás de las mafias. Así, el tenis presentó de forma pomposa hace ya años su Unidad de Integridad, y una de las primeras medidas fue prohibir los portátiles en las tribunas de los torneos para impedir que desde allí se canalizara la información a las mafias. El boom de los smartphones pronto superó esa candorosa medida. «Hay que adaptarse a las nuevas tecnologías», dijo ayer Nicola Arzani, vicepresidente de la ATP, que cuenta en cada torneo con un grupo de gente encargada de ver si en las tribunas o en cualquier cancha que se esté jugando hay alguien «pegado» a su teléfono y enviando en vivo información.

Más allá de los intentos, es sabido que en el tenis se apuesta a todo y todo el tiempo, y que el problema no está en el «live scoring». «Todos saben» que se arreglan partidos, dijo años atrás el británico Andy Murray antes de retractarse. Desde quién lo gana hasta cuántos juegos se disputarán, pasando por quién servirá en el juego de apertura, quién pegará el primer smash o de qué color serán los calcetines de determinado jugador. Pese a los documentos que firman los jugadores antes del inicio de cada temporada, es imposible evitar el flujo de información hacia parientes o amigos en sus respectivos países. La posibilidad de ganar dinero sin mover el dedo más que un par de veces es muy tentadora.

El críquet, en la India

Lo es también en el críquet -deporte de primer orden en Asia- que vio a tres jugadores estrella en la cárcel en el Reino Unido en 2011. «El negocio de las apuestas de críquet en la India es más grande que el del tráfico de drogas», dijo Murali Krishnan, periodista de Indio-Asian News Service, hace dos años durante un encuentro organizado por la Unión Europea (UE) en Budapest para debatir el lado oscuro del deporte.