Operación Puerto: Eufemiano Fuentes declara que trabajó también con futbolistas y tenistas «para velar por su salud»

Colpisa

DEPORTES

La jueza no permite el acceso al ordenador del doctor y aplaza su decisión sobre la entrega de las bolsas de sangre requeridas por la AMA

08 may 2013 . Actualizado a las 10:02 h.

El doctor Eufemiano Fuentes no solo trabajaba con ciclistas, sino con todo tipo de deportistas, según reconoció el cabecilla de la operación Puerto durante su declaración como principal imputado en la causa abierta por la mayor trama de dopaje descubierta en España. Eufemiano defendió que practicaba autotransfusiones de sangre «para velar por la salud» de sus clientes, al conseguir restablecer los valores de hematocrito de quienes requerían sus servicios. «No niego que todo el proceso tuviera como consecuencia derivada que rindiesen más, pero venían a mi consulta para que les hiciera un asesoramiento, planificarles la temporada y hacer un seguimiento médico, para que su salud no quedase dañada», aseguró el médico canario, que cuando fue detenido, en mayo del 2006, llevaba la preparación, «a título individual», fundamentalmente de ciclistas, pero también de futbolistas, tenistas, atletas o boxeadores, entre otros.

Acusado de un delito contra la salud pública, el cerebro de la operación Puerto en la que se vieron implicados hasta 58 corredores, Eufemiano Fuentes tan solo reconoció, ya que sus nombres fueron citados por la jueza, a tres ciclistas que estaban sometidos a su control: Roberto Heras, Unai Osa y el colombiano Santiago Botero. Aunque en la instrucción no se identificaron más que a corredores, el doctor insistió en que «las muestras de sangre recogidas podían ser de todos los deportes».

Sin embargo, antes de la declaración de Eufemiano la jueza Julia Patricia Santamaría decidió aplazar su decisión de entregar o no las 200 bolsas de sangre solicitadas por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), con el fin de cotejar con quien se corresponde cada una de las muestras incautadas y tener la posibilidad de descubrir a más deportistas implicados, dado que Eufemiano Fuentes no delatará a ningún paciente. «Yo no reconozco a toda esta gente. No sé quiénes son», respondió cuándo se le mostraron los motes y las iniciales de ciclistas involucrados.

Aunque la magistrada accedió este martes a que declare un testigo que en principio se considera clave, el exciclista estadounidense Tyler Hamilton, denegó el acceso al ordenador de Eufemiano Fuentes, donde se presupone debería estar recogida información del doctor sobre los tramposos. También rechazó que Eufemiano y los otros cuatro imputados (su hermana Yolanda, Manolo Sainz, Vicente Belda e Ignacio Labarta) puedan ser condenados por asociación ilícita, estafa y delito contra la Hacienda pública. Por tanto, ya que el dopaje no estaba tipificado hace siete años en el Código Penal, los acusados solo serán juzgados por un delito contra la salud pública que se condena con dos años de cárcel y el mismo tiempo de inhabilitación para ejercer su profesión.

Códigos en bolsas, «por privacidad»

Frío y calculador en sus respuestas al Ministerio Fiscal en su primera comparecencia ante la jueza, que se prolongó durante casi cuatro horas y continuará este miércoles, Eufemiano Fuentes aseguró que todos los productos dopantes encontrados en su casa pertenecían al exciclista Alberto León, que se suicidó en el 2011, y que en su domicilio tan solo se pudo descubrir una caja de EPO destinada a su hija, enferma de cáncer. También admitió que «en el piso de toda la familia había nootropil (administrado para problemas de riñón)», pero que el único destinatario era su padre, «que murió dos meses después porque no le dieron más ese medicamento».

La fiscal, sorprendida por esa declaración, trasladó el pésame a Eufemiano Fuentes, pero durante toda su intervención no dejó de presionar al médico con la falta de control sobre la sangre de los deportistas ligados a él, al objeto de reforzar la acusación de delito contra la salud. «Todas las bolsas de sangre tienen fecha y código. No tiene por qué llevarse un registro de autotransfusiones. Con las bolsas sí había un registro, totalmente separado, aparte del de la planificación deportiva, y yo guardaba la sangre porque tenía otras utilidades, como podía ser para una enfermedad», llegó a manifestar Eufemiano, que desveló que en el 2006 los deportistas le pidieron -a él y al hematólogo José Luis Merino-, «un código en vez de nombres, por privacidad». «Todas las bolsas estaban identificadas, con fechas, y algunas con un mote o un alias, y podía haber iniciales. La recogida de sangre y las transfusiones se realizaban en nuestra consulta o en los hoteles cercanos, porque algunos deportistas nos pedían discreción», subrayó.