El Panathinaikos solo ha ganado cinco de los 16 partidos que ha disputado en la Superliga griega, en la que marcha noveno. A 22 puntos del Olympiacos, con el que empató en el clásico, el título está imposible. La meta es alcanzar al Levandiakos, quinto a cuatro puntos, y que el domingo propició la destitución del argentino Juan Ramón Rochas, quien a su vez había relevado hace menos de dos meses al portugués Jorge Jesús.
El de la escuadra ateniense es un banquillo caliente, como también lo es su situación económica. El club adeuda varias nóminas a algunos jugadores y, como explica Fabri, «es necesario abaratar la plantilla y comenzar un nuevo proyecto para reubicar al equipo, que está fuera del lugar que acostumbra».
La renovación urge. Tanto que apenas ha habido tiempo para presentaciones. «Yo solo he hablado con los directivos para que ellos me explicaran sus ideas y yo las mías -detalla Fabri-. Ellos se las han contado a la prensa. Presentación de esas con miles de personas no ha habido; me han grabado, me han sacado algunas fotos y me he venido a entrenar».