Un veterano a por el Guinness

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO NOIA / LA VOZ

DEPORTES

El futbolista noiés de 75 años, Matito, que compitió en Primera y aún sigue en activo, aspira a conseguir el récord por ser el jugador más longevo del mundo

30 nov 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

El fútbol es su vida. Empezó a competir en 1954 y desde entonces no ha parado. Julio Antonio Mato, Matito (1937, Noia), saltará el domingo al campo del Lesende (Lousame) para disputar un partido más con su equipo de la Primera de veteranos, el Grúas Elgasa-Metal Noia. Lo hará, dice, con la normalidad del que se siente futbolista y sin importarle los 75 años que cumplió en mayo. Además, está avalado por una carrera profesional que le hizo pasar por diferentes vestuarios de Primera. Atlético de Madrid, Betis y Oviedo son algunos de los escudos que defendió en la década de los sesenta desde la creativa posición de media punta.

Matito cuida su cuerpo con un espartano programa de ejercicios físicos que le ayudan a dar la talla en cada jornada. La suya es una vida dedicada a este deporte de masas. Pero también a su análisis. Habla del fútbol como un juego al que despoja de cualquier ornamento. Lo entiende como un práctica en la que prima la cabeza sobre las piernas. Por eso, siente devoción por el Barcelona de la era Guardiola y sus pequeños jugones. Incluso bromea al decir que «yo pude tener sitio en ese equipo. En el Barcelona corre la pelota, no los jugadores; por eso, creo que con mi forma de jugar no desentonaría», comenta mientras sonríe con ironía.

Nuevo reto

Preguntar por Matito en Noia equivale a mentar a un personaje relevante. Un vecino que genera respeto, en parte, por su rocosa dedicación a este deporte, que aún práctica casi a diario, con o sin compañeros. «Intento reciclarme cada cierto tiempo, realizarme para ser feliz. El fútbol fue, es y será mi vida. Pero ahora tengo un nuevo reto. Quiero conseguir el récord Guinness por ser el jugador con ficha en activo más longevo del mundo. Puede que lo consiga o no, eso solo el tiempo lo dirá», aclara con la misma sonrisa burlona.

Este veterano de los terrenos de juego habla igual del futuro que del pasado. Su memoria está intacta. Invoca campos y anécdotas con la misma precisión con la que duerme el balón con el pie. Guarda especial recuerdo de su paso por el Oviedo. Llegó al estadio Carlos Tartiere mediada la temporada 63-64. Allí se encontró, entre otros, con Arsenio Iglesias. «Ese año había buen grupo y logramos que el equipo evitase el descenso a Segunda con una gran segunda vuelta». El siguiente capítulo de su carrera lo escribió en el estadio Vicente Calderón con la camiseta del Atlético de Madrid. Fue su último año en Primera. La S.D. Compostela, durante tres campañas, y cuatro en el Noia, completaron el epílogo de su trayectoria deportiva, que concluyó a los 41 años. Vistiendo al elástica blanca de los noieses ejercía a la vez de embajador de la entidad. Liga da costa, Preferente o Tercera fueron las categorías en las que demostró que el que tuvo retuvo. Hoy, puede presumir de lucir la insignia de oro y brillantes de su querido equipo, o de haber recibido la placa del Concello por su trayectoria, entre otros reconocimientos. Eso sí, lo hace siempre con humildad y una elegante discreción, evitando personalismos, pero sentando cátedra cuando habla de lo que más sabe. De fútbol.