La seguridad de Lionel Messi

P. Ríos / Colpisa

DEPORTES

Messi, custodiado en Arabia
Messi, custodiado en Arabia FAHAD SHADEED

El hambre del insaciable argentino es el principal motor de un Barcelona que sufre más que en anteriores temporadas

13 nov 2012 . Actualizado a las 23:00 h.

El FC Barcelona debería invertir una pequeña partida de su presupuesto anual en contratar a personas amantes de las estadísticas que descubran nuevos retos para Leo Messi. El hambre del insaciable argentino es el principal motor de un equipo que sufre más que en anteriores temporadas para ganar sus partidos de Liga, pero que ya lleva diez victorias y un empate en once jornadas, el mejor arranque en la historia del club azulgrana.

Y Messi suma 15 goles de los 36 de su equipo en el campeonato doméstico, un dato que refleja su vital importancia. Como si no le bastara su pulso mediático con Cristiano Ronaldo en cuanto a calidad (Balón de Oro) y cantidad (Pichichi y Bota de Oro), a Messi le van proponiendo nuevos desafíos que surgen de los matemáticos deportivos. Y Leo, una vez los conoce, los devora.

El penúltimo reto superado por Messi ha sido una cifra histórica, más relevante todavía por el nombre de su autor: los 75 goles que logró Pelé en 1958 (un año natural, de enero a diciembre) con el Santos (oficiales) y la selección brasileña (oficiales y amistosos). Con los dos que marcó el domingo en el 2-4 ante el Mallorca, Leo ya lleva 76 tantos en el 2012 con el Barça y la selección argentina cuando todavía queda mes y medio de competición, incluído un partido en Arabia Saudí a donde llegó entre increíbles medidas de seguridad. Tiene tiempo y partidos (11) por delante para destronar al número uno en ese ránking que permanecía olvidado en el baúl de los recuerdos hasta que la Pulga comenzó a marcar goles como un poseso.

Tras apoderarse del apodo de O Rei en honor a Pelé, ahora quiere arrebatarle el Torpedo a Gerd Müller, delantero del Bayern de Múnich y de la selección alemana que en 1972 firmó 85 goles. Al ariete germano se le conceden 12 goles de una Copa de la Liga alemana que ni el Bayern consideraba oficial entonces, pero no importa. Messi ya está a nueve dianas de tan estratosférico registro y mejor no quitarle el caramelo de la mente, mejor dicho, el alfajor con el que le motivaban de niño en su Rosario natal para que marcara goles.

Y una vez alcanzado Müller, ahí deberían entrar los estadistas contratados por el club para descubrir a un finlandés, por ejemplo, que en 1915 hubiera marcado 90 goles. No es broma. Algún nombre de campeonatos más modestos y de cifras más complicadas de demostrar ya ha aparecido en la red reclamando el récord. Como se entere Messi.

En deuda con Tito

Para alegría del Barça y de Tito Vilanova, Messi se sigue superando a sí mismo en el mejor momento deportivo y personal de su carrera. Padre hace diez días del pequeño Thiago; más maduro asumiendo responsabilidades junto a su pareja, Antonella; por fin querido y aclamado en Argentina tras sus últimas actuaciones; y convencido de poder lograr con su país un gran título. Y en el Barça, contra los que creían que sin Pep Guardiola bajaría el nivel del 10, Messi ha confesado que se siente muy cómodo al lado de Tito Vilanova, el primer entrenador que le dio la titularidad en el cadete del fútbol base pese a su estatura.

En aquella época todos los entrenadores de la cantera alababan el desparpajo de aquel niño tímido y muchos de los que le tuvieron a sus órdenes presumen ahora de ello, pero Messi, que ya era ambicioso pese a que no lo mostraba con palabras, nunca olvidará que aquel técnico joven al que llamaban Tito y que apenas estuvo un año y medio por allí (de enero del 2001 a junio del 2002) fue el primero en confiar ciegamente en él. Se siente en deuda por aquello y va a pelear con todas sus fuerzas e ilusión para seguir ganando títulos. Y sí de paso se lleva por delante una decena más de récords individuales, conocidos y por conocer, bienvenidos sean.