Y los ojos se volvieron a McDowell, García y Westwood. Sólo necesitábamos tres puntos puntos para empatar y retener el trofeo. Lee llevaba su partido encarrilado frente a Matt Kuchar y lo remató en el 16. Salió la veteranía británica al final, cuando más se le necesitaba. McDowell no dio todo lo que se esperaba de él y no tuvo ninguna opción contra Zach Johnson, sólido, concentrado y acertado en el green, todo lo contrario que el irlandés.
Y ya estábamos en el punto crucial de esta Ryder, el de Sergio García. Imprescindible si Europa quería seguir aspirando a retener la Copa, esa que tanto han pedido en nombre de Seve Ballesteros. No sé si fue Seve, si fue el espíritu de Jose Mari sus ganas de ofrecerle la Copa a su gran amigo de Pedreña, o la rabia contenida de los jugadores que han esperado hasta el final para ofrecernos sus 'momentum'.
Los puntos iban cayendo con cuenta gotas de lado americano. Tuvo que pasar tres horas y media desde el comienzo de la ronda final para que Dustin Johnson diera la primera victoria para el equipo que comanda Davis Love III. Ellos solo necesitaban cuatro puntos, Europa ocho; pero el milagro parecía cada vez más real. Todo estaba en manos de Sergio.
El partido contra Jim Furyk estaba resultando osco, incómodo, tenso, con alternancias en el marcador, pero era absolutamente necesario ya que por detrás, Peter Hanson hacía lo indecible por empatarle el partido a Jason Dufner y aunque el sueco hacía malabares el impertérrito americano no cedía ni un ápice.
Las banderas azules volvían a ondear, y los americanos comenzaban a temerse lo peor. ¿Iban a ser incapaces de ganar cuatro puntos y medio para ganar la ansiada Copa Ryder?
García estaba dispuesto a que esto no ocurriera y dar una oportunidad al alemán Martin Kaymer contra Steve Stricker y al italiano Francesco Molinari en su partido contra Tiger Woods.
Ya lo dijo Olazábal el sábado por la noche. «Si alguien puede ganar a Woods ese es Molinari. Y si la Copa tiene que decidirse entre los dos, no dudes que yo aposaría por Molinari». Molinari pidió consejo a su capitán en el tee del 17, el complicadísimo par 3 que ya costó a los europeos varios puntos.
«Bueno, necesitábamos al menos un punto más para tener alguna opción», dijo Sergio al término de su partido, emocionado tras derrotar a Furyk, remontando en los dos últimos hoyos, porque inexplicablemente, Furyk cometió dos bogeys en los dos hoyos finales, fallando dos putts de esos que ayer le entraban todos a los americanos.