Los Cratarians, orden de mérito del CRAT, cumple un cuarto de siglo cimentada en el fuerte vínculo de sus miembros con el deporte y la sociedad de Galicia
27 sep 2012 . Actualizado a las 13:20 h.Un cartel en Arquitectura fue la semilla de la que brotó el rugbi gallego a finales de los años 70. Los Cratarians, orden de mérito del club primigenio (el Club de Rugby de Arquitectura Técnica, CRAT) que resume el fuerte vínculo del deporte que más cuida sus mitos y tradiciones con la sociedad gallega, cumple el día 26 un cuarto de siglo. Es el tercer tiempo elevado al máximo exponente. Estas son algunas de las historias personales de sus miembros.
IGNACIO LOBÓN
El origen
Aquinas fue el origen. Después, Olímpico 64 de División de Honor. Terminó Aparejadores en Elviña. Y en el tablón de anuncios de la facultad clavó el cartel que desató la fundación del CRAT y la Federación Gallega. «Se apuntaron quince estudiantes de Arquitectura, y Maxi Casares», relata. «He hecho otros deportes y mis hijos los practican. Esto es otra cosa», concluye.
MACARIO FERNÁNDEZ ALONSO
El paseo marítimo como excusa
Llegó a A Coruña en mayo de 1986 para la primera regeneración de las playas del Orzán y Riazor. Entrenó al CRAT y volvió en el 2005 para presidir la Autoridad Portuaria. Impulsó la creación del Independiente de Santander en 1971. Nunca dejó de jugar y colabora con ambos clubes. «El rugbi moldea mi personalidad y compromiso con la sociedad», dice. Conocedor del rugbi galés y los honores que brinda a sus mitos, suya fue la idea de los Cratarians, reflejo de los Barbarians ingleses, club al que se accede por invitación acreditando ser «un buen deportista y una excelente persona».
GERARDO DORDA
Cuando los palos eran tuberías
También desde el origen, recuerda: «Jugábamos en la Laboral, los palos eran troncos de eucalipto, y después tuberías que enroscábamos allí mismo. Era llamativo verlos en las bacas de los coches».
MAXI CASARES
De la fundación de clubes al campeonato de Europa de vela
Exjefe del Grupo de Predicción y Vigilancia Meteorológica de A Coruña, además del CRAT, impulsó en Madrid el Montes y el Montes-Aquinas. Ya en A Coruña, enseñaba matemáticas en Dominicos, caldo de cultivo de rugbiers. «El rugbi te abre puertas. Es duro en el campo, pero lo sería más si dejas enemigos a causa de ello», dice el que participó en tres Copa América de vela y navegó hasta ser campeón de Europa.
ANTONIO COUCEIRO
El oval y la vida pública
De nuevo, Aquinas a principios de los 70. Desde entonces no ha soltado el balón oval, ni siendo director xeral del Instituto Galego da Vivenda e Solo, director xeral de Formación e Emprego, conselleiro de Industria e Comercio y presidente de la Autoridad Portuaria. Solo un fractura de clavícula el año pasado pudo con él. «Ser cratarian representa unión entre generaciones y pervivencia de los valores del deporte en el que más prevalece el equipo», dice.
FRANCISCO COBAS
El señor árbitro
Tras debutar en Madrid, el vacío de rugbi en Galicia le obligó a parar. Hasta que vio el cartel de Aparejadores. Fue jugador, entrenador, directivo y árbitro. «Siempre quise devolverle al rugbi lo que me dio. Se respeta más al árbitro que al rival», recalca.
EVARISTO MARTÍNEZ
Eslabones necesarios
Tras una primera generación que parecía indestructible, con Bestilleiro y Pier, el CRAT decae. Hasta el efecto Casares en Dominicos. Esa segunda hornada evita la desaparición del club. En ella, Evaristo. «El que quiera aprobar mates tiene que jugar al rugbi, nos decía Maxi», recuerda. «Ser cratarian es vivir en el espíritu del rugbi y transmitirlo», resume. Practica montañismo, tiro con arco, vela, buceo y balonmano. «Pero me enganchó el rugbi», zanja. Dominicos brindó otra generación, con el actual presidente, Alfredo López.
SEAN SMITH
El neocelandés
Nació en Auckland y ya jugaba a los 5 años. Con 18, recorrió Europa y se enamoró de una coruñesa en Bastiagueiro. El CRAT hizo el resto: «Con ilusión creamos un equipo que llegó alto».
Una orden que crece
El femenino, en el horizonte
Jacqueline y Helen mostraron el camino; Barredo y De Labra con su ensayo a Nueva Zelanda son ya mitos; también los fallecidos Nano López y Rafael Miña, El Pilier, como recogió su esquela.