Muñiz Fernández, árbitro que pitó en el Calderón el Atlético-Valladolid (2-1) expulsó a Djukic, decisión que sorprendió a cuantos conocen al exfutbolista del Deportivo. Terminado el mencionado partido, Djukic se lamentó de la que calificó injusta decisión del árbitro, enviándolo a la caseta cuando el partido finalizaba y el Valladolid buscaba el empate. «Algunos aún no se han dado cuenta de que Franco murió hace tiempo», fue el comentario del exdeportivista, refiriéndose a su expulsión que calificó como injusta, pues él se había limitado a quejarse sin aspavientos ni gestos provocadores. Conociendo a Djukic, creo en lo que dijo a los periodistas. Pero en lo que discrepo de lleno con el serbio es cuando menciona a los árbitros y la época de Franco.
El dictador ferrolano nunca se interesó por el fútbol más allá de su asistencia a las finales de Copa que llevaban su nombre, o los Teresa Herrera cuando coincidían con su estancia en Meirás.
El fútbol discurría entonces en un ambiente muy alejado del censurable que hoy le rodea. Si nos paramos en el arbitraje de antes y el actual, encontraríamos con mucho que rascar. Creo que en una comparación objetiva saldría mejor parado el del antes de los años 80. Entre otras escenas que no se veían antes, está la del árbitro, deteniendo un partido al tiempo de dirigirse corriendo hacia la banda y ordenar, casi siempre con gesto autoritario e insolente, la fulminante expulsión del técnico que ocupaba asiento en el banquillo.
Cambió mucho todo, y el fútbol también, desde el ambiente en los graderíos a las gestiones en los despachos, pasando por el terreno de juego en donde, insisto, nada tenía que ver el general ferrolano.