Llega un US Open extraño y atractivo a la vez. Pese a la ausencia de Rafa Nadal, ofrece extraordinarias expectativas en un año atípico por los Juegos Olímpicos y el hecho de que ningún tenista repitiese aún un triunfo en los grandes.
Si hasta ahora siempre eran tres los candidatos al triunfo en este tipo de torneos -Federer, Nadal y Djokovic- y un aspirante con menos opciones -Murray-, ahora cambian las cinrcunstancias. No está Rafa, pero seguimos contando con tres favoritos -Roger, Nole y ahora Andy- y una alternativa clara -Del Potro en lugar del escocés-.
En el 2011 llegamos al US Open tras unos meses de dominio arrollador de Djokovic, con Rafa en segundo plano y Roger como tercero. Pero el suizo recuperó el máximo nivel, volvió al número uno y en Nueva York tiene varios incentivos: añadir otro grand slam a su palmarés, ganar el sexto título y fijar un nuevo récord en la era open. En cambio, el serbio tiene la necesidad imperiosa de ganar para recuperar la línea del 2011, en una temporada huérfana de victorias desde que se impuso en Australia.
¿Y Murray? Ya logró el oro en los Juegos ganando a los mejores, y querrá confirmar en Nueva York su nuevo estatus en la superélite el tenis. Su antigua condición de alternativa la encarna Del Potro. Ya ganó en Nueva York, mostró un gran nivel en los Juegos y querrá reeditar aquella actuación del 2009 en Nueva York.
En cuanto al resultado del sorteo, Federer no debe tener problemas para llegar a semifinales ante Murray. En la otra zona del cuadro deben cruzarse Del Potro y Djokovic por un lado, con otro cuadrante más abierto. Porque en la parte de David Ferrer puede darse cualquier circunstancia, cruzándose hasta cuartos con Tipsarevic, Isner, Youhzny, Gasquet o Gulbis.
Al margen de los cuatro principales actores del US Open es difícil que pasen cosas porque el resto están a bastante distancia. Ojalá hubiese alguna sorpresa y surja algún nuevo talento, algo poco probable.