El fútbol español vive la mejor remesa de jugadores de su historia. En los últimos años no hemos parado de generar grandes talentos que suelen ser los mejores de Europa y del mundo en sus posiciones. Por eso, soy de los que cree que no solo es cuestión de estilo. Es indudable que da gusto ver jugar a la selección española, tanto a la absoluta como a la sub-21, pero creo que con otra forma de jugar, habríamos resultado también campeones.
Si todo fuese por el estilo, con la tecnología que hay al alcance de los entrenadores en este tiempos, alguien ya nos lo habría plagiado. Si todo fuese tan sencillo, en la pasada Eurocopa Croacia, Italia e incluso Irlanda se habrían convertido en España. Pero la realidad es que ellos no tienen la suerte de disponer de los Xavi e Iniesta, o los Javi Martínez, Jordi Alba y Juan Mata. Debemos disfrutar de las generaciones que está alumbrando el deporte español. Porque no es solo cuestión de fútbol, al baloncesto también le ha tocado una época dorada. Es cuestión de ciclos y el nuestro esperemos que se prolongue el máximo posible, aunque debemos ser realistas, no durará toda la vida. Luego llegará Alemania, Francia o Holanda. Ellos dispondrán de su momento.
Por todo lo anterior, la selección española que inicia esta tarde su andadura en los Juegos Olímpicos es una de las firmes candidatas al oro. Tiene todos los ingredientes necesarios para lograr el preciado metal. En principio, no debería tener problemas para deshacerse de sus primeros rivales. Pero este tipo de torneos encierran una dificultad añadida: no existe el margen de error. He visto a grandes equipos, superiores a sus contrincantes, naufragar en competiciones donde un mal resultado te manda para casa y los Juegos son uno de estos campeonatos. España no debe cometer fallos su quiere mantener su hegemonía.