Roger, incisivo e inteligente

Fernando Rey Tapias LA PIZARRA

DEPORTES

07 jul 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Entendíamos que Roger Federer necesitaba sacar muy bien y desplegar su mejor tenis para superar a Djokovic, y creo que disputó un grandísimo partido, con un excelente planteamiento estratégico. Jugó el suizo con un gran porcentaje de primeros servicios, cargando su saque sobre la derecha del serbio. Porque el rival, aunque va bien por ambos flancos, resta mejor de revés.

Federer mostró un revés excepcional. Pocas veces le vi tan bien combinando el cortado y el de ataque. Pegó constantemente, evitando que pareciese su flanco vulnerable, intercalando cambios de ritmo. Y, por su puesto, su derecha fue demoledora.

Jugó el suizo a un ritmo altísimo, sin apenas golpes de transición. Lo mantuvo de forma excelente, gracias a su anticipación y movilidad. Esas virtudes propiciaron que Djokovic -quien en absoluto estuvo a un mal nivel- se viese superado a lo largo del partido, hasta tener que reconocer que Federer fue superior en su primer enfrentamiento en hierba.

El partido alcanzó un nivel extraordinario en el tercer set, con un juego fantástico especialmente en el sexto juego. El encuentro terminó con un buen Djokovic y el mejor Federer, valiente y agresivo hasta completar una exhibición de tenis.

Un encuentro sin tanto nivel

La primera semifinal tuvo muchísimo más nivel que la segunda. Jo-Wilfried Tsonga empezó mal, sin su alegría habitual, y parecía apagado. Ese detalle lo aprovechó Murray para apuntarse los dos primeros sets con facilidad.

Un bajón de Murray en su porcentaje de primeros servicios y, en general, de su ritmo de juego, permitió la reacción del francés, un tenista de altibajos e imprevisible cuando compite desinhibido. Al crecerse consiguió ganar el tercer set, pero le faltó continuidad.

Murray ganó por fin como premio a una mayor regularidad -una continuidad que no alcanzó a su servicio-. Aunque, después de ir ganando fácilmente, dio la sensación de que se veía afectado por la tensión por llegar por fin al partido decisivo de Wimbledon.