Historia de un viaje hacia la eternidad

M.G. REIGOSA SANTIAGO / LA VOZ

DEPORTES

La gesta de la selección se inició en la Eurocopa de Austria y Suiza, continuó con el Mundial en Sudáfrica en el 2010 y en Polonia y Ucrania ha dado un paso adelante díficil de olvidar

03 jul 2012 . Actualizado a las 13:11 h.

Guillermo y Pablo son dos niños de 14 y 8 años. Ninguno conoció la España futbolística del siglo XX. Ni la otra. Al mayor, la cantinela de la maldición de cuartos de final le suena solo por los ecos, y alguna vez me ha preguntado al respecto, extrañado. El pequeño, hasta donde llega su memoria, solo entiende de finales. En la Eurocopa del 2006 el rival fue Alemania. En el Mundial de Sudáfrica, Holanda. Y esta vez, Italia. Para él, la costumbre es que se enfrenten España y otro equipo en el partido decisivo.

La memoria de mi niñez todavía recuerda, vagamente, el gol de Rubén Cano en el 77, celebrado entonces como una gran conquista. Y lo que estaba en juego era el pasaporte para el Mundial de Argentina.

Mucho, muchísimo, han cambiado las cosas desde entonces. Y que decir del último lustro, con tres picas en la cima, con tres finales disputadas sin solución de continuidad. El punto de inflexión tiene un nombre propio, el de Luis Aragonés, un técnico pasional e intuitivo que supo cambiar la fórmula.

CAMBIO DE TERCIO

De la furia a la seda

El fútbol de España aparecía asociado a la furia, a la fuerza, a la garra. Y su diagnóstico, fue claro: «No tenemos la condición física de base de otros grandes conjuntos». En el Mundial del 2006 el equipo cayó en octavos, ante Francia. La continuidad de Aragonés en el banquillo estuvo en el alambre, y quizás por eso el técnico decidió que no bastaba con un diagnóstico claro y una terapia conservadora, que había que operar. Le mostró la salida a elementos como Raúl, Cañizares y Míchel Salgado. Y abrió las puertas de par en par al balón y al talento. Desde entonces España se articula siempre alrededor del balón.

detalles

Senna y los penaltis ante Italia

Sentadas las bases, conviene no olvidar los pequeños detalles, que a veces pasan inadvertidos y que, sin embargo, tienen una importancia capital.

Una de las piezas clave en el esquema de Luis Aragonés era Albelda, como medio centro encargado de poner el equilibrio en la contención. Contó tan poco para Koeman en el Valencia que el Sabio de Hortaleza tuvo que optar por Senna. Y descubrió un dos por uno de valor incalculable. El centrocampista hispano brasileño fue un prodigio en el corte y en la confección. Lo mismo descargaba de trabajo a los centrales que se asociaba con Iniesta, Xavi y Silva o incluso llegaba con peligro al área rival.

Aquella selección sorprendió, enamoró y conquistó, tanto el título europeo como el reconocimiento unánime. Aprendió y enseñó que es posible defender teniendo el balón.

Aquella selección de seda solo lo pasó mal ante Italia. La eliminatoria de cuartos se resolvió en los penaltis, con Cesc asestando el rejón de muerte en el lanzamiento decisivo, y si el desenlace hubiese sido otro quizás la historia hubiera sido distinta.

REVISIÓN

Pequeños retoques

La etapa de Aragonés se cerró con la Eurocopa del 2008. Le habían puesto fecha de caducidad antes del torneo, y ya estaba decidido el sustituto. Así llegó Vicente del Bosque. No parece tan vehemente como su antecesor, pero es bastante más cerebral de lo que parece.

El técnico salmantino mantuvo la apuesta por el balón, si bien se vio obligado a introducir un cambio sustancial. A Senna empezó a fallarle el chasis. Y su vacío lo repartió entre dos piezas intocables: Busquets y Xabi Alonso. Con esa variante España ganó seguridad pero perdió algo de frescura y de viveza.

PERSONALIDAD

Con confianza

En Sudáfrica la selección se ganó la estrella que ahora luce en su camiseta. No maravilló, pero mandó. Esa sensación de falta de chispa se acentuó más en esta Eurocopa con la ausencia de Villa, que sin ser un nueve clásico, sí es de los pocos jugadores que sabe vivir en el área y se adapta cuando tienen que retrasar su posición. La selección ha acentuado su perfil competitivo. En Sudáfrica se sobrepuso a la derrota inicial ante Suiza. En Polonia y Ucrania no hubo dudas pese a los comentarios sobre la falta de remate y el exceso de toque.

TRANQUILIDAD

Sin incendios

Los debates son inevitables alrededor del fútbol, pero tanto Aragonés como Del Bosque han sabido evitar las convulsiones de otras épocas en las concentraciones. Saben que el fútbol es de los futbolistas. Y los futbolistas lo agradecen.

crónica de un ciclo histórico