Casillas altera la historia de España

antón bruquetas REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Hasta su llegada a la selección, ningún portero había logrado parar un penalti en una tanda

29 jun 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Las luces del deslumbrante estadio de Donbass Arena se apagaron el miércoles cerca de la media noche. Poco después de que España continuase agrandando su leyenda. Acababa de terminar la tanda de penaltis que derribó a Portugal, que eliminó el último escollo hacia la tercera final consecutiva. En el corazón de los aficionados todavía resonaban la estridencia de Ramos y la precisión de Fábregas. Íker Casillas (Madrid, 1981) pasó de pronto a un segundo plano, una posición que jamás le ha incomodado. Es el hábitat natural de quienes suelen vivir eclipsados por los virtuosos del balón. Sin embargo, su intervención en la ruleta rusa de los once metros volvió a ser decisiva para España. Cuando en las gradas solo quedaban ecos de la semifinal, pocos focos apuntaban hacia el único portero que ha logrado parar un penalti con la selección en los lanzamientos de desempates. Los milagros de Casillas ya son costumbre y no parecen tener fecha de caducidad.

La primera vez que el capitán de la campeona del mundo logró brillar en una tanda de penaltis vistiendo la camiseta de España aún no había cumplido los 18 años. Se disputaba el Mundial sub-20 en Nigeria y en los cuartos de final detuvo dos lanzamientos frente a Ghana. En aquel torneo no era titular. Esperaba su oportunidad desde el banquillo. Dani Aranzubía le cerraba el camino hacia el once. Pero a partir de ese momento su carrera se aceleró.

Cinco meses después debutó como portero titular con el Real Madrid en Liga. Lo hizo en San Mamés, en la Catedral. Y un año más tarde se convertía en internacional absoluto en un amistoso frente a Suecia. Una Copa de Europa y una Liga le valieron como aval para que José Antonio Camacho lo citase para el Mundial de Corea en el 2002. La repentina lesión de Santi Cañizares, provocada por un accidente doméstico, dejó las puertas abiertas para que Casillas defendiese la portería de España en la gran cita. Allí comenzó a crecer su leyenda.

Ni Arconada en las semifinales de la Eurocopa de 1984 ante Dinamarca, cuando España venció en los penaltis por 5-4; ni Zubizarreta en los cuartos de final del Mundial de México 86 ante Bélgica contra la que perdió por 4-5, o en los cuartos de final de la Eurocopa de 1996 cuando España cayó por 2-4 frente a la anfitriona Inglaterra, habían logrado parar un solo penalti. En la única victoria, la de 1984 fue el jugador danés quien estrelló el balón en el larguero. El fallo posibilitó que España se plantase en la final. Le esperaba la Francia de Platini que acabó atrapando la Eurocopa. La irrupción de Casillas modificó la historia de la selección. En Corea se enfrentó a sus dos primeras tandas de penaltis como absoluto. Demostró ser un especialista, utilizó sus reflejos para acabar con la sequía de los porteros españoles en este tipo de suerte.

Memorable frente a Irlanda

Imborrable, se mantiene en la memoria, su actuación en los octavos de final frente a Irlanda. Paró el tercer penalti de Connoly y el cuarto lanzamiento, el de Kilbane. En este último, con una estirada antológica hacia su perfil izquierdo. Posiblemente la más floja de las tandas de penalti en la que ha defendido la portería de España, fue la que disputó frente a Corea en los cuartos. Solo adivinó un disparo y encajó el resto. Ante Italia en la Eurocopa del 2008 recuperó su mejor versión y ayer se encumbró frente a Portugal.