Un equipo que modificó el rumbo de la historia del fútbol

barcelona / efeRaúl Caneda

DEPORTES

28 abr 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Hay pocos equipos en la historia del fútbol a los que les corresponda el honor de haber modificado la manera de entender este deporte. Le sucedió al Ajax de Johan Cruyff, al Milan de Sacchi y, desde hace cuatro años, al Barcelona de Pep Guardiola. El entrenador catalán ha sabido exprimir lo mejor de cada futbolista en el césped y, allí, a ras de hierba, ha solidificado la filosofía que defiende la victoria a través del control absoluto de la pelota. Ganar puede ganar cualquiera, pero el Barça que edificó Guardiola le robó la incertidumbre al juego. Avasalló de tal forma a sus rivales que una final de la Liga de Campeones llegó a convertirse en un mero trámite, en un partido con un solo desenlace posible.

Ese es el gran mérito de un técnico que también apostó por jugadores a los que sin su respaldo les habríamos encontrado una infinidad de defectos. Filtrados bajo su prisma, son puntales imprescindibles de una obra excelsa. Goleadas como el 2-6 en el Santiago Bernabéu o el 5-0 al Real Madrid en el Camp Nou figuran entre las piezas maestras de ese legado indiscutible de Guardiola. Una herencia hacia el futuro que se cimenta en la organización del equipo alrededor del balón, siempre con una vocación ofensiva y que desposee a los contrarios de opciones para el ataque. El Barcelona de Guardiola defendía bien porque no dejaba de atacar.

Sin embargo, todas las creaciones tan sublimes como la que consiguió el entrenador que ayer dijo adiós son imposibles de sostener en el tiempo. La abundancia de éxito resta hambre para ejercitarse día a día, para esforzarse en cada sesión preparatoria. Y gran parte de las lagunas que se empezaron a apreciar en el Barça a lo largo de esta temporada vienen motivadas por el desgaste de haber permanecido en la cima del fútbol mundial durante cuatro años. Es ley de vida. Todo el mundo necesita el deseo para activarse, para saltar al campo. Cuando lo has conquistado todo, es más complicado centrarse en el esfuerzo. Como dijo el propio Guardiola, cuatro años son una eternidad para mantener vivo un ciclo.

Pero si algo le debe el fútbol al todavía técnico del Barcelona es haber apostado por la posesión como el mejor vehículo para alcanzar el éxito. Jugadores como Iniesta o Xavi en la era pre-Guardiola estaban señalados. Pocos contaban con ellos. No disponían del físico necesario para la disputa en el centro del campo. Ahora ya se sabe que este despliegue no es necesario, solo es imprescindible dominar la pelota con precisión.

El futuro del Barça sin Guardiola es incierto. Solo hay algo probado: que sus logros sobre el terreno de juego serán recordados para siempre. Ya forman parte de la leyenda del fútbol.