Roberto Carlos ya ha elegido a su entrenador

Pablo Gómez Cundíns
pablo gómez REDACCIÓN / LA VOZ, AGENCIAS

DEPORTES

Guus Hiddink es el nuevo técnico y vicepresidente del Anzhí ruso

18 feb 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Roberto Carlos ha elegido. Guus Hiddink (Varsseveld, Países Bajos, 1946) será su entrenador el próximo año y medio en el Anzhí ruso, a razón de diez millones de euros netos por temporada. El brasileño ejercía provisionalmente de segundo técnico del nuevo rico del Cáucaso, pero su influencia en el presidente Suleyman Kerimov es total.

Hiddink será, además, el vicepresidente de desarrollo del club de Daguestán, que ahora es séptimo en la clasificación de Primera y en un futuro no muy lejano quiere ganar la Champions. «Conozco las aspiraciones de los accionistas, la directiva y los aficionados y haré todo lo posible para que el juego del equipo se corresponda con las ambiciones del club», avanzó Hiddink tras su fichaje.

El entrenador Gadzhí Gadzhíev dimitió dejando paso a Yuri Krasnozhan, que aguantó en el puesto un mes y medio, con Roberto Carlos como ayudante. Pero el holandés ya conoce el entorno ruso, sobre todo después de haber llevado a su selección a las semifinales de la Eurocopa del año 2008 que ganó España (aunque después se quedó fuera del Mundial de Sudáfrica en la repesca contra Eslovenia). Además, dirigió al Chelsea de Abramóvich (que también era directivo en la federación rusa), compaginando el cargo de seleccionador y ganando una Copa inglesa.

Estaba en el paro desde que dejó la selección turca en octubre. Antes también había dirigido al De Graafschap, PSV, Fenerbahçe, Valencia, Real Madrid, Betis, Australia y las selecciones de Holanda y Corea del Sur, con las que fue semifinalista mundial.

Es el tercero de los seis hijos de Gert Hiddink, futbolista, árbitro y héroe antinazi en la Segunda Guerra Mundial, a pesar de estar en el bando alemán. Tras el conflicto, sus méritos fueron reconocidos y un puente lleva el nombre de Hiddinkbrug en su honor. Quizá por ello no extrañó tanto aquel episodio que protagonizó su hijo en Mestalla cuando se negó a comenzar un Valencia-Albacete en 1992 si no se retiraba una pancarta con una esvástica. Aquello agrandó su leyenda.