Oltra llegó al banquillo de un Almería penúltimo clasificado y se marchó como colista y con un pie y medio en Segunda División. Debutó en el estadio de Mestalla, un campo especial para el técnico, con una derrota honrosa por 2-1, pero fue despedido después de caer como local contra el Athletic (1-3). Su equipo sumó 17 puntos en 18 jornadas: ganó cuatro partidos (al Sevilla y al Hércules a domicilio, así como al Osasuna y al Espanyol en el estadio de los Juegos del Mediterráneo) y empató cinco (con el Zaragoza, el Madrid en Almería, el Dépor de Aranzubia, el Racing de Santander y el Atlético de Madrid). Aseguran que su juego era más ofensivo que con Lillo, pero su faceta defensiva también se resintió. Bajo su mando, el Almería marcó 23 goles, poco más de uno por partido, pero encajó 33, cerca ya de una media de dos.
Y dicen que dos partidos le pesaron en su desesperada carrera por reanimar a su vestuario: cayó con el Getafe por 2-3 después de adelantarse en el marcador por un claro 2-0 y empató con el Dépor de Lotina (1-1) tras un milagroso gol de Aranzubia en los instantes finales del choque. El portero subió a rematar un saque de esquina y batió a Diego Alves de fenomenal testarazo cuando se llevaban cinco minutos de prolongación. Marcó así el gol con que siempre había soñado el histórico Songo?o.
Oltra se marchó mientras sostenía que su equipo se iba a salvar y llegó a esgrimir datos que así lo corroboraban. Pero lo sustituyó Roberto Olabe y el equipo andaluz apenas puntuó en dos jornadas más hasta el final, y ya cuando estaba matemáticamente descendido: empató con el Villarreal y derrotó al Mallorca, ambos en casa.