Marco Simoncelli estuvo muy presente en el circuito Ricardo Tormo durante el fin de semana. El último gran premio de la temporada fue un gran homenaje al piloto italiano fallecido en Sepang, escenificado antes de las carreras con una vuelta de todos los pilotos del campeonato rodando juntos tras la Honda número 58 de Supersic, pilotada por el legendario Kevin Schwantz, y una gran mascletá de dos minutos al final, mientras una gran imagen de Marco saludaba sobre el podio. Fue un recuerdo emotivo, en el que participaron todos los que forman la gran familia de MotoGP.
Pero Michelle Pirro, un piloto italiano de 25 años que apenas había destacado hasta la fecha (un podio en Silverstone, este mismo año, era todo su palmarés en el Mundial) quería hacer algo más. Compañero de Simoncelli en el equipo Gresini, Pirro se destapó en el Gran Premio de la Comunidad Valenciana logrando el sábado su primera pole, y el domingo su primer triunfo. Su Moriwaki lucía en el carenado, en el lugar destinado al logotipo del patrocinador, una caricatura de Supersic, que Michelle condujo hasta la victoria creando la imagen más bella y emotiva, cuando cruzó vencedor bajo la bandera de cuadros mientras el patrón del equipo, Fausto Gresini, rompía a llorar en el muro. «Marco iba conmigo en la moto», aseguró Pirro después.
El campeón del mundo alemán Stefan Bradl (Kalex) acabó por los suelos en la tercera vuelta y no pudo concluir una carrera.