Después de tres horas y media de tenis sublime, Roger Federer disfruta de su segundo punto de partido contra el invencible Noval Djokovic. Y bajo presión, en el momento más delicado de la semifinal del US Open, el serbio rescata su versión más teatral para pedir el apoyo de un público de Nueva York entregado al suizo. El balcánico puede actuar y rendir, espectáculo y rendimiento puros, para salvar ese segundo match point en contra y volar hacia la final de mañana.
Djokovic ganó por 6-7, 4-6, 6-3, 6-2 y 7-5 tras casi cuatro horas de batalla, y mañana se enfrentará con el vencedor del duelo que al cierre de esta edición debía enfrentar a Rafa Nadal con Andy Murray.
Lo primero fue el recuerdo del día que el Djokovic de este 2011 se volvió terrenal. Como aquel viernes de junio en el que Federer rescató todo su repertorio sobre la tierra de Roland Garros, ayer comenzó imperial. Su festival duró dos sets. La historia dice que Federer solo había perdido uno de sus 183 partidos anteriores del Grand Slam en los que había ganado las dos primeras mangas. Osó remontarle de tal manera Tsonga en el último Wimbledon. ¿Sería capaz de conseguirlo el serbio? Sí, porque hoy es un tipo que resiste toda clase de pruebas. La siguiente, mañana.