Después de la tempestad y el caos organizativo en el US Open, que provocó el enfado de los jugadores, Rafa Nadal puso la calma en la pista central de Flushing Meadows. A pesar de comenzar perdiendo por 3-0 ante el luxemburgués Gilles Muller, el balear consiguió dar la vuelta a la situación y sellar su pase a los cuartos de final del último Grand Slam de la temporada.
Tras dos horas y ocho minutos, el mallorquín cerró el partido por 7-6 (1), 6-1 y 6-2. Los golpes paralelos de Nadal y los passing de derecha y de revés fluyeron perfectamente, acompasados por un excepcional juego de pies. En el sexto juego del choque, el español contrarrestaba el break concedido el día anterior al luxemburgués.
El primer set se decidió con la muerte súbita. Y en ella, el mallorquín fue fiel a sí mismo y venció. Con un set de ventaja, Nadal se soltó. Los tiros ganadores afloraron mientras el número 68 del mundo se encogía y retrocedía en la pista. Las subidas del luxemburgués a la red fueron contrarrestadas por los passing del español. Los puntos fueron cayendo hasta llegar el 6-1.
Los dos primeros juegos ganados por Muller al inicio del tercer set hicieron presagiar una manga dura. Pero Nadal anotó un parcial de 6-0 que zanjó el encuentro.
David Ferrer cayó ante Andy Roddick por 6-3, 6-4, 3-6 y 6-3. Este duelo cambió de escenario después de las protestas de los jugadores por el mal estado de la pista.