Un jugador forjado entre Zidanes y Pavones

La Voz

DEPORTES

23 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Borja vestirá de blanquiazul después de una carrera de encuentros y separaciones con el Deportivo que tiene su final feliz en el momento más imprevisto: con el club recién descendido y a la caza de un mediocentro para suplir la anunciada marcha de Rubén Pérez, mientras el futbolista gallego afronta el cénit de su carrera con un contrato hasta el 2014 en Primera. «El Dépor estuvo a punto de ficharme cuando vine al Madrid», reconocía el nuevo jugador deportivista en una entrevista a La Voz en el 2003. Pero tras su paso por el Bernabéu, llegó una cesión en el Mallorca, cuatro años inolvidables en el Valladolid -donde la grada de Zorrilla lo despidió coreando su nombre- y una última campaña agridulce en el Getafe.

En sus inicios, Borja era uno de los Pavones, aquella generación de canteranos que compartía vestuario con los Zidanes de la casa blanca. Nacido en Ourense el 14 de enero de 1981, comenzó jugando en el Pabellón, pero se marchó con 15 años al Real Madrid. Le tocó subir todos los escalones. Desde el cadete A, a los juveniles y al Madrid C de Tercera, antes de que empezase a compaginar el Castilla con los entrenamientos del primer equipo. Jugaba de central (mide 185 centímetros), pero su buen toque de balón le valió para asentarse como polivalente mediocentro.

Corresponden a esta primera etapa como profesional afirmaciones en las que señalaba al Madrid como el equipo de sus sueños, al tiempo que reconocía que de pequeño era del Celta, al igual que su familia. «Si no puedo triunfar de blanco, me gustaría hacerlo de celeste», repitió en varias ocasiones. Unas frases, recordadas los últimos días en A Coruña, que no hacen justicia a un profesional que se conoce la élite como la palma de la mano.

Su primera oportunidad llegó con el aval de Del Bosque, con quien debutó en Liga contra el Villarreal en septiembre del 2003. Ocupó el puesto de Helguera en el mediocentro y su debut no pudo ser más feliz, pues en la jugada siguiente su equipo empató. El primer contacto de Borja con la Champions había llegado en el 2001, contra el Anderlecht, fecha por la que también llegó su convocatoria con la sub-21. Coincidió en el Madrid con los gallegos Míchel Salgado y el central Rubén González, así como con galácticos como Figo, Beckham, Zidane o Ronaldo, con quien le unía su otra gran pasión, la música.

Fan de la red social Twitter, donde se declara creyente «en la ley de Murphy, la sinceridad y el trabajo... y pasando del qué dirán, el protocolo, el parecer antes que ser y el ganar como sea...», en el Valladolid su blog «sobre cualquier cosa menos fútbol» en la web del propio club era el más seguido a orillas del Pisuerga. En el verano del 2010, Borja organizó un festival en su casa de Fontefría de Amoeiro con varios grupos a los que él mismo apadrina. «La idea surgió porque todos los veranos celebro el San Juan en casa. En el último, uno de los grupos arrasó ante un público reducido y se nos ocurrió ir haciendo la cosa más grande. No me veo de promotor, pero en el futuro sí que me gustaría estar por detrás», señalaba. Ahora le tocará guiar al Dépor del ascenso.