Beatriz Gómez dio ayer una nueva brazada en su camino hacia Londres 2012. La nadadora pontevedresa del Galaico se colgó en Lima su primera medalla de oro en un mundial. Fue en la prueba de 200 metros estilos -la que más le gusta disputar- en la competición júnior.
Y lo logró como las más grandes, haciendo recordar, una vez más, a Mireia Belmonte cuando en el 2006 se proclamó bicampeona del mundo en Río. Porque la pontevedresa de 16 años ganó en Lima con una sensacional remontada en la segunda parte de la prueba, cuando la japonesa Emu Niguchi la aventajaba en dos segundos y una décima después de las postas de espalda y mariposa.
Exhibición en la braza
Con esa desventaja afrontó el estilo que mejor se le da, la braza. Y ahí rindió al mejor nivel, destrozando el crono con un parcial de 37 segundos 88 centésimas, 2 segundos y 75 centésimas menos que la nipona. Ya en la última posta, en el croll, aguantó la embestida de la asiática, que intentó remontar. Pero Beatriz, sufriendo -«como nunca antes lo había hecho», confesaba horas después- supo mantener el tipo y tocó la pared en primer lugar trayéndose para Galicia una medalla de gran valor, pues la prueba la disputaron las mejores de la categoría con solo una excepción. «No estaba la china Shiwen Ye, actual campeona del mundo absoluta, pero que todavía está en edad júnior. Del resto, no faltaba ninguna», explica con orgullo la campeona del mundo.
Con su marca final de 2.13,57 (39 centésimas menos que la japonesa), Beatriz Gómez establece así un nuevo récord gallego de la distancia, que ya había rebajado hace pocas semanas en Mataró.
Pero no es el único buen resultado cosechado en Lima por esta nadadora que se entrena en el Centro Galego de Tecnificación Deportiva de Pontevedra. Hace unos días ya consiguió un cuarto puesto en los 4x200 estilos. Y aún le quedan dos pruebas por disputar. Hoy nadará los doscientos metros braza, carrera en la que el año pasado hizo historia en el Europeo absoluto con un cuarto puesto. Y también otra prueba por equipos, los 4x100 estilos, en los que el combinado nacional tiene serias opciones de subir al podio. «Pero ahora ya nadaré sin presión», explica.