Dos años después, sin relevo

DEPORTES

16 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Casi quince años años después de la irrupción de Tiger Woods y tras dos temporadas en las que ha sido una caricatura del todopoderoso fenómeno que tiranizó el juego en el arranque de siglo, su sombra sigue siendo demasiado alargada. Tal ha sido su impacto en el golf mundial que, igual que el Cid seguía ganando batallas después de muerto, el californiano condiciona a los rivales incluso pese a su profunda crisis. No hay nadie que tenga el talento y la garra para ocupar su vacío, ya no digamos su magnetismo comercial. El desgobierno al frente del golf es tal que en los siete últimos grandes seguidos han salido ganadores jugadores que estrenaban su palmarés de majors.

Al frente del ránking mundial se han ido turnando buenos jugadores, pero faltan grandes referentes. Ha habido números uno como los Westwood y Donald, por ejemplo, que todavía persiguen un grande que adorne su gran palmarés. Elegidos favoritos son engullidos por el corte torneo tras torneo, se suceden los novatos que se reivindican como Bradley, se saludan sorpresas que añaden atractivo al juego, pero que generan dudas sobre la verdadera dimensión de la actual generación de jugadores. ¿Quién puede ocupar el vacío de Woods? McIlroy, por encima de cualquier otro, opositaba a su trono. De lo contrario, el sucesor de Woods puede vivir hoy todavía por debajo de la mayoría de edad.