La clase de Samuel Sánchez se impone en la primera etapa de los Pirineos

DEPORTES

Alberto Contador pierde algo de tiempo con el resto de favoritos en las últimas rampas.

15 jul 2011 . Actualizado a las 03:17 h.

El 14 de julio, fiesta nacional francesa, el corredor asturiano Samuel Sánchez, del Euskaltel, demostró toda la clase que tiene venciendo en una cumbre legendaria como Luz Ardiden. Además, lo logró en una fecha especial para el Euskaltel: diez años después de la primera victoria de su equipo, firmada por Roberto Laiseka, precisamente en la misma cumbre.

Alberto Contador cedió 33 segundos con Frank Schleck y 13 con Cadel Evans y Andy Schleck.

Voeckler conserva el maillot amarillo. El segundo de la general es Frank Schleck, a 1 minuto 49 segundos. Le sigue Cadel Evans, a 2,11 del líder y tras él se encuentra Andy Schleck, a 2 minutos y 17 segundos. Contador es séptimo, a cuatro minutos del líder. Samuel Sánchez es el segundo español en la clasificación, a 4,11 del maillot amarillo.

La batalla de los gallos comenzó en la subida al Tourmalet. Los hermanos Schleck ordenaron un ritmo fuerte en las faldas del gigante francés. El Leopard se puso en cabeza y comenzó a tirar en bloque. Los jefes de filas se agarraron fuerte al manillar y buscaron una posición cómoda dentro del grupo principal, que ya había dejado de llamarse pelotón por la dureza de la etapa. Por delante, Iván Gutiérrez (Movistar) y Rubén Pérez (Euskaltel) integraban la escapada del día junto a otros cuatro corredores. Una escapada vista para sentencia tras el toque de corneta de los Slechk, a 45 kilómetros de meta. El primero en coronar fue Jeremy Roy (Française des Jeux), uno de los valientes que probó suerte al inicio de la etapa.

El descenso del puerto no supuso un respiro para las fatigadas piernas de los ciclistas, en la que se alcanzaron velocidades superiores a los 90 kilómetros por hora.

A las puertas de Luz Ardiden, en nombre de Pelayo y de Roberto Laiseka, el asturiano Samuel Sánchez (Euskaltel) lanzó un ambicioso y valiente ataque aprovechando que su compañero Rubén Pérez se había descolgado de la escapada y podía echarle una mano en las primeras rampas del puerto. En el grupo de favoritos, Voeckler (Europcar) se aferraba al maillot amarillo y mantenía el tipo con los más fuertes. En el aniversario de la toma de la Bastilla, Francia buscaba a su héroe y Voeckler buscaba su hazaña.

A cinco kilómetros del final, Samuel marchaba con un mal compañero de fuga. El belga Vanendert (Lotto) daba relevos de mentira, tratando de ahorrar fuerzas de cara al final. La pareja le sacaba algo más de un minuto al grupo de aspirantes al podio de los Campos Eliseos.

Por fin, a cuatro kilómetros de la cumbre, los gallos enseñaron sus cartas. Andy Schleck (Leopard), arropado por sus compañeros, pegó un par de tirones con la intención de probar la rodilla del campeón de Pinto. Contador respondió a los dos primeros con una extraña mezcla de sufrimiento y autoridad. Fue entonces cuando llegó el turno de su hermano. Frank Slechk (Leopard) probó suerte y se fue en busca de Samuel Sánchez y de Vanendert. A dos kilómetros de meta Cadel Evans se convirtió en una locomotora y redujo el grupo de favoritos a cinco miembros, entre los que se encontraba Basso, El menor de los Schleck y Contador.

Cuando Samuel Sánchez y Vanendert vieron asomar el casco de Frank Schleck, el belga pegó un latigazo en busca de la victoria de etapa. Samuel no se puso nervioso. Apretó los dientes, y respondió al ataque. Se puso a la par de su compañero de fuga, lo miró a los ojos, y contragolpeó con dureza. La victoria ya no se le escaparía. El belga no tuvo más remedio que bajar la cabeza y sacar la bandera blanca ante la clase del corredor asturiano. Soltó los brazos del manillar y celebró su victoria. Sin duda, junto al oro olímpico, una de las más importantes de su carrera

A pocos metros, Contador sufría. Las últimas rampas del puerto le costaron 13 segundos ante sus grandes rivales.