El destino de Ricky no puede esperar más

Colpisa - Javier Bragado

DEPORTES

El base catalán prepara su salto a los Minnesotta Timberwolves dos años después de su elección en el draft.

06 jun 2011 . Actualizado a las 14:47 h.

Hay individuos que luchan fervientemente contra su destino pero al final tienen que aceptar lo inevitable. Es el caso de Ricky Rubio, quien ha batido todas las marcas y récords de precocidad en el baloncesto europeo y solo su resistencia a cruzar el Atlántico ha aplazado un salto a la NBA que dará con 21 años.

El porvenir arrancó en la ACB con apenas 16 años avalado por un ascenso meteórico y el apoyo del Joventut, un club obligado a sostenerse por su cantera. Entonces Aíto García Reneses alabó su personalidad, el club protegió a su diamante resguardándole de los medios y el resto de técnicos envidiaban el talento innato y la mente preclara para el baloncesto del base. Mientras, Ricky se camuflaba en su instituto, disfrutaba de la playa y sus amigos en El Masnou y se aferraba a una familia en la que había superado a su propio hermano en el ascenso de categorías del club.

La aparición del joven sucedió a un progreso indiscutible que le señaló como una futura superestrella del baloncesto. Las observaciones e informes de los expertos se trasladaron de inmediato a Estados Unidos. La cuna de la liga más poderosa del planeta detuvo su mirada en Badalona. En pleno fulgor por la adquisición de jugadores de otras ligas para abrir mercados y de adquisición de jóvenes fuera del radar, la figura de Ricky no podía pasar desapercibida. Rubio se acostumbró a los 'scouts' de la NBA en la grada y rompió otra barrera al ser uno de los jugadores extranjeros más conocidos en Estados Unidos sin participar en su competición. Con semejante cartel no tardó en llegar la hora de la recluta.

En el 'draft' de 2009, la selección de nuevos talentos aspiró a Ricky Rubio para los Minnessotta Timberwolves. Rubio torció el gesto en privado por la elección de un equipo poco atractivo y con solo un número 5 en la camada que ascendió a Blake Griffith. Entonces prefirió no dar un salto sino un paso menos abierto a la precipitación. Cambió el Joventut por el Barcelona y negoció una cláusula de salida que se iría reduciendo con el tiempo.

Al fin y al cabo, el equipo norteamericano únicamente podría hacerse cargo de 500.000 dólares de los más de 6 millones que debía pagar al Joventut. Pero el acelerado camino profesional le impidió tomarse el respiro que él deseaba. En su primer año con el Barça ganó la Euroliga y se convirtió en una de las estrellas de Europa, especialmente gracias a sus habilidades defensivas.

Sin desafíos

De golpe, en el año 2011 se vació de retos para un veinteañero que había dominado Europa, era campeón del Eurobasket y sólo la pléyade de estrellas de Estados Unidos le había privado de un oro olímpico. Así, la última temporada de Ricky Rubio ha supuesto un estancamiento en su carrera con una lesión y un descenso de sus estadísticas de porcentaje de tiros, rebotes, asistencias y su especialidad, el robo de balón. Circunstancias poco habituales para un joven en perpetuo ascenso cuya única medida es la superación.

Con estos mimbres ha debido admitir el reto aplazado de la NBA y marchar al frío de Minneapolis. Le espera un equipo en construcción desde la salida de Kevin Garnett, con solo Kevin Love como estrella reconocible y en el que la juventud es la constante. En Estados Unidos ya saben que ha dado el sí a pesar de los malos augurios, de que tendrá que pagar más de un millón de euros de su cartera con el estipulado sueldo de novato y del posible cierre patronal que apunta a un inicio tardío y tortuoso de la competición. «Sólo tengo que estar centrado en la ACB. Cuando acabe la Liga ya comunicaré la decisión al club, si es que sí o es que no», responde cuando le preguntan al tiempo que desde los despachos de los Timberwolves prefieren no confirmar personalmente la noticia avanzada desde numerosos medios de comunicación locales.

Pero el cuadro se pinta como una serie de estímulos para su naturaleza. Love, su futuro compañero, escribió en Twitter: «Lo creeré cuando lo vea. Solo con pensar en 'pick and rolls'...», con la esperanza de que un veinteañero ayude a aumentar las 32 victorias en 164 partidos que arrastra la franquicia desde que Rubio prefirió Europa a Minneapolis. Las maletas están preparadas, el anuncio oficial será cuando termine la final de la ACB, la firma el 1 de julio y despegará al Olimpo después del Eurobasket. Su futuro será Norteamérica, su pasado en casa de su abuela y mayor fan en Cataluña, pero esta vez el destino no puede esperar.