Lewis Hamilton ha vuelto a las andadas en el Gran Premio de Mónaco. El inglés se llevó un drive through durante la carrera por embestir a Felipe Massa en la horquilla de Loews, y ya sus declaraciones a la radio eran una buena muestra del enfado que arrastraba desde el sábado. «Sorpresa, sorpresa. Ya veo que los comisarios me adoran», decía a su ingeniero cuando le comunicaron la sanción.
Sin embargo, pocos preveían la soberana rajada que soltó al micrófono de Lee McKenzie de la BBC. «He ido a ver a los comisarios, en seis carreras, cinco veces. Es una broma, una auténtica broma. Muy raras veces tienes la oportunidad de adelantar aquí. Yo era bastante más rápido que Massa y el tío giró muy pronto. Traté de evitarlo, pero estábamos pegados», explicaba el campeón inglés, que ya había recibido una sanción el sábado por saltarse una chicane, con lo que salió el noveno.
Preguntado sobre su «magnetismo» hacia los comisarios, Hamilton tiró de un sarcasmo un tanto desafortunado. «Quizás es porque soy negro... Eso es lo que dice Ali G», en referencia al popular personaje del actor británico Sacha Baron Cohen. Hamilton fue llamado a declarar por la FIA posteriormente por un toque con Pastor Maldonado, que acabó abandonando en una de las mejores actuaciones del venezolano este año. «Recibí una penalización como de costumbre. Me bloquearon en la clasificación y me penalizaron. Massa giró justo delante de mí y me penalizaron. Luego fui por el interior de Maldonado, él giró demasiado pronto y se estrelló conmigo. Son absolutamente ridículos. Es estúpido», se quejó el británico.
Finalmente, le impusieron una sanción de 20 segundos sobre su tiempo final, lo que a efectos prácticos no supuso nada ya que Adrian Sutil entró séptimo, pero doblado.