Xavi Tondo muere aplastado por la puerta de un garaje

j. gómez peña CONEGLIANO / COLPISA

DEPORTES

Tenía 32 años y estaba preparando el Tour con Intxausti, que vio el accidente

24 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

«Nunca sabes dónde te espera la mala suerte». Xavier Tondo (Valls, 32 años) pronunció esta frase tras caerse en la Vuelta a Polonia del 2010 cuando iba el segundo en la fila del pelotón, en uno de los lugares más seguros. Ayer, pasadas las diez de la mañana, cuando se disponía a abrir la puerta del garaje del apartamento que ocupaba en Sierra Nevada, quedó atrapado entre su vehículo y las hojas de la puerta, que le produjeron un corte en cuello. Su compañero en el Movistar Beñat Intxausti salió del coche en su auxilio y trató de reanimarle sobre un charco de sangre. No pudo. Murió casi en el acto.

El fallecimiento del ciclista catalán cubrió de luto el Giro de Italia, donde compite ahora el Movistar. «Seguiremos en carrera para honrarle. Es lo que él hubiera querido», dijeron sus compañeros. Quieren rendirle un homenaje.

Un vocacional

Era pura vocación. Le costó ser lo que quería. Y ahora, al fin, estaba en un gran equipo y preparándose en Sierra Nevada para su primer Tour. Su sueño. Con 32 años y la ilusión de un debutante. Hasta que le aplastó la puerta de la peor suerte. Tondo tenía una tremenda cicatriz cubriéndole el fémur; recuerdo de una caída lejana en una vuelta amateur al Ampurdán. Al verla recordaba los dos años que le había costado recuperarse. «Soy un ciclista cauteloso». No tomaba riesgos pese a pertenecer a un oficio de equilibristas que pedalean sobre dos centímetros de tubular y que se entrenan entre el filo del quitamiedos y los camiones. Tras tantos miles de kilómetros expuesto sobre el asfalto, el infortunio le fue a buscar a casa, al garaje del apartamento que compartía desde hace diez días con el vizcaíno Beñat Intxausti. Habían quedado en Granada para rodar junto a Samuel Sánchez, Rojas, Garate, Valverde y Barredo.

Tondo se puso al volante. Intxausti, de copiloto. Iban a salir marcha atrás. El catalán se bajó para abrir la puerta del garaje, de dos hojas verticales. El monovolumen, que tiene marchas automáticas y no tenía accionado el freno de mano, se movió y el corredor catalán quedó atrapado entre la puerta del coche y una de las puertas del aparcamiento. Falleció delante de Intxausti, que apartó el coche e intentó reanimar a su compañero.

Estaba muerto. Al llegar, los sanitarios certificaron la muerte del deportista.

«Qué injusta es la vida y difícil de comprender en ciertos momentos. Era una persona increíble que amaba este deporte como nadie. Te echaré muy en falta», declaró Contador, líder del Giro. También le recordó Igor Antón: «No he visto a nadie con tanta ilusión por ser ciclista».