El drama consume al Dépor

DEPORTES

El equipo coruñés pierde con el Valencia y desciende a Segunda división 20 años después tras fallar innumerables ocasiones de gol.

22 may 2011 . Actualizado a las 10:51 h.

El peor de los escenarios posibles se ha dado. El Deportivo desciende a Segunda división 20 años después tras caer ante el Valencia en un partido dramático, agarrotado el equipo coruñés por la presión ante un rival funcionarial. Las innumerables ocasiones de gol (sobre todo protagonizadas por Riki) y el aliento incansable de la afición herculina no bastaron para evitar el desenlace más triste que llevó las lágrimas a A Coruña, en otra jornada de exhibición de deportivismo en las horas previas y durante el partido.

Cuatro horas de movilización deportivista, fiesta en la ciudad, engalanadas las ventanas y blanquiazul por doquier, un ambiente de triunfo... Todo para recibir un golpe a los 4 minutos. Aduriz ni siquiera tuvo que rematar bien el centro desde la derecha de Joaquín para poner el corazón en un puño a un Riazor desbordante. El gol recibió a un Deportivo que salió nervioso y contemplativo, expectante y sin balón. El Valencia, que parecía cómodo en medio de una guerra ajena, se limitaba a cumplir con la pelota y a ejecutar las contras con consecuencias taquicárdicas.

Al Dépor le costó arrancar pero le obligó la grada. Se lanzó sobre la portería del cuarentón César, condescendientes Dealbert y David Navarro, unos amigos en el centro de la zaga. De ello se aprovechó Riki, que acumuló cuatro ocasiones flagrantes de gol, pero el punto de mira estaba en otro meridiano. Cabeceó en plancha a un palmo del larguero tras un gran centro de Guardado, definió defectuoso un mano a mano con César tras otro prodigio de Valerón, chutó al palo tras dejada de Colotto en el segundo palo, y le faltó frescura otra vez ante el meta ché tras recortar a dos defensas.

El Dépor buscaba a Riki porque Adrián apenas intervino, perdido en sus arrancadas por la derecha. Laure asomó de vez en cuando al igual que Manuel Pablo, pero el Dépor llegaba más por impulsos que por juego. A 10 minutos del descanso, le empezó a traicionar el fuelle y el Valencia transitaba cómodo entre líneas, cada arrancada de Joaquín y Mata un suplicio para el deportivismo. El asturiano obligó a un paradón de Aranzubía con una rosca malintencionada, y después erró ante el riojano tras ganarle la espalda a Colotto.

La agonía llegó en el segundo tiempo. El Valencia jugó a placer, reteniendo la pelota ante un Dépor incapaz de recuperarla, con los mismos síntomas que en el partido contra el Athletic de bilbao, agarrotado por la presión, acumulando cansancio. Volvió a tener Riki el gol en un espectacular remate de cabeza que César sacó de manera milagrosa, y Adrián hizo cantar a la grada cuando con todo a favor, envió fuera ante el portero valencianista.

El Valencia resistió y tuvo las ocasiones para sentenciar su victoria, pero Aranzubía obró sus milagros ante Mata y Aduriz. Rubén Pérez se jugó el penalti evitando otro remate en el área que pondría la puntilla. Lotina puso a Xisco y a Lassad, que dio más mordiente al ataque y remató a portería, con mala suerte de que César se la encontró. Soldado envió a un pelo del poste un tiro cruzado, antes de que César le sacara un cabezazo de gol a Xisco. Lopo tuvo la última ocasión antes de que el partido se convirtiese en poco menos que en la búsqueda de un milagro. Mientras, la afición ponía la primera piedra para el regreso a Primera división: un aliento eterno hasta en los peores momentos.