«Seve ponía el alma en todo»

Paulo Alonso Lois
paulo alonso REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Jugadores que compartieron distintas etapas con Ballesteros evocan su magnetismo

09 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El impacto de la muerte de Severiano Ballesteros retumba todavía en el deporte mundial. Su funeral en la iglesia de San Pedro se convertirá el miércoles en todo un acontecimiento en Pedreña. Jugadores que compartieron distintas etapas con el artista cántabro explican para La Voz su magnetismo.

José Antonio Salgado

«Ya de chaval, el golf lo era todo para él». El golfista coruñés José Antonio Salgado, casi de la misma edad que el pequeño de los Ballesteros, compartió muchos viajes con los hermanos Baldomero, Vicente, Manolo y Severiano, que ya irradiaba algo en sus primeros años como profesional. «Se veía que sería un grande, que iba a triunfar. Ya de chaval, el golf lo era todo para él. Él era especial por su variedad de golpes, por su carisma. Si compartías partida con él, había mucho público, y así es más bonito jugar. Poco antes de caer enfermo, me comentaba que se sentía mejor que cuando tenía 24 años. Es muy duro, pero siempre nos quedará todo lo que hizo», explica Salgado.

Manuel Piñero

«Exigía a todos que diesen el máximo, como él». Por todo el mundo, Manuel Piñero vivió el magnetismo de Seve ya como adulto. Con el genio de Pedreña compartió el Mundial de 1976 y la Ryder de 1985. «Por su juego, transmitía su emoción al público, que se unía a él como si jugaran también. No se guardaba nada, expresaba todas las emociones. Ponía el alma en todo lo que hacía, y conseguía golpes que otros ni imaginaban. Tenía la técnica y la potencia para hacerlos, lo tenía todo», resume el extremeño. A su lado, Piñero sentía el peso de acompañar a un mito. «Jugar con él era bonito, emocionante y también una gran responsabilidad, porque todas las miradas iban a su partido. Necesitabas estar a tu mejor nivel para no quedar en evidencia», explica al tiempo que elogia su rol como pareja: «Era muy bueno como compañero. Tenía carácter fuerte, no arisco, y exigía al cadi y a todos que diesen el máximo, como él. Así llegó a lo más alto, con ese nivel de exigencia». Piñero destaca el efecto de Seve en toda una generación y en el futuro del golf. «Fue la persona fundamental para hacer lo que hoy es en Europa. Aquí teníamos un complejo respecto a los americanos». Por su influencia, lo compara con figuras como Cassius Clay en el boxeo, Michael Jordan en el baloncesto... «Son nombres que no se pierden con el tiempo, y Severiano entra en esa élite. Ya dentro del golf, comparte singularidad con otros que marcaron épocas, que para mí serían Bobby Jones en los años 20 y 30, Ben Hogan en los 50 y quizás Arnold Palmer en los 60. Ballesteros cambió los 70 y 80. Otros ganaron más, pero no tuvieron su impacto», diferencia.

Sergio Gómez

«Sustituyó a Nicklaus por un Olazábal de 16 años y desde entonces fue como su hermano mayor». Sergio Gómez ha sido, desde que era un niño, la sombra de Chema Olazábal, el artista al que Ballesteros trasladó todas sus enseñanzas, el compañero con el que mejor conectó. El agente del golfista de Fuenterrabía explica como se conoció la pareja europea más legendaria de la historia de la Ryder Cup. «Severiano me preguntaba siempre por ?ese chaval que tenéis allí?. En el año 1982, de forma paralela al Mundial de fútbol, ideó una exhibición en Pedreña junto a Jack Nicklaus, que al final canceló su viaje. Seve mantuvo el evento y sustituyó a Nicklaus por un Olazábal de 16 años y desde entonces fue como su hermano mayor. Le impactó. Crearon una química única, y jamás hubo una mala mirada entre ambos. Ahora explico a Jose Mari que el mundo se le había quedado pequeño por lo inmenso que era como ser humano y deportista», añade Sergio Gómez. «En los años 70, todo se basaba en coger calles, entrar en green y hacer pocos putts, pero su imaginación desorbitada inventó golpes imposibles que no existían», indica la mano derecha de Olazábal, que recuerda el papel de Seve para reinventar la Ryder Cup, para llenar de fe el vestuario del Viejo Continente y para relanzar el circuito europeo. «Y todo lo hizo por amor al juego. Porque cuando empezó aquí no había casi dinero para premios».

José Luis Adarraga

«Fue muy cariñoso conmigo». Ya casi retirado, Ballesteros animó a los chavales que crecieron con sus gestas como referentes. «Yo tenía un vídeo de sus grandes momentos, que vi mil veces. Como amateur, terminé decimosexto en el Open de Madrid y lo pude conocer. Cuando le dijeron que fui el mejor aficionado me felicitó como un trámite, luego me preguntó el puesto y, al saberlo, se sorprendió todavía más y fue muy cariñoso conmigo», explica José Luis Adarraga, que luego participó en el programa de televisión El Legado, apadrinado por Ballesteros, quien le escribió animándole.