La última página de Superman

Xosé Ramón Castro
X. R. CASTRO REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

Manolo Martínez se despide del atletismo con todos sus récords en vigor

03 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La antesala de las elecciones municipales marcan su camino. Manolo Martínez (León, 1974) se hizo un sitio en las enciclopedias (como a él le gusta decir) antes de los comicios de mayo del 2003, cuando consiguió el primer oro bajo techo para el atletismo español en Birmingham. Ocho años después, y de un modo inesperado, anunciará esta mañana su retirada. Después de coleccionar 31 títulos de campeón de España (15 al aire libre y 16 bajo techo), con 84 internacionalidades (en grandes citas) y la capitanía de la selección a sus espaldas y en posesión del récord de España tanto al aire libre (21,47 metros) como en pista cubierta (21,26). Muescas todas ellas que le sirvieron para sortear su fama de eterno aspirante. No obstante, también se marcha sin haber burlado el estigma olímpico. Una medalla de chocolate en Atenas 2004 fue su mejor botín. Le faltaron 23 centímetros para cumplir su sueño. El podio universal resultó un imposible. Ni cambiando de técnica bien talludito.

Supermán -sobrenombre con el que fue bautizado en su día- pasará a la historia del atletismo español como uno de los revolucionarios en los albores del siglo XXI. El atleta que fue capaz de poner en el mapa una disciplina tan denostada y tan poco mediática como el lanzamiento de peso. Pero Manolo Martínez no era un lanzador al uso. El típico fortachón encerrado en la jaula de lanzamiento.

El atletismo ha sido su profesión -a veces sin club y costeándose su propia ficha, sucedió cuando cerró el Airtel- y al tiempo su principal foco, pero no el único. Manolo ha sido un deportistas polifacético. Amante de las Harley Davidson -moto con la que paseaba por León-, el arte es su otra gran pasión. Parece difícil imaginar la sensibilidad de un hombre de 1,85 de estatura y 132 kilos peso, pero las exposiciones hablan por sí solas. Manolo le da a todo. A modelar figuras, dibujar gráficos y estampar grabados.

De un tiempo a esta parte le ha dado por el cine. Tras un papel de reparto en la película Estigmas, dio vida a Goliat en una cinta sobre el Capitán Trueno.

Cuando finalizó el rodaje de este largometraje, noviembre del 2010, el lanzador leonés anunció que se centraba de nuevo en su vertiente atlética. «Toca volver a dar el callo», comentó, mientras apuntaba que le quedaban pocos años para disfrutar de las instalaciones de un CAR por el que tanto había luchado.

Sus luchas y sus filias

Un centro de alto rendimiento que le llevó también a la política municipal. Durante cuatro años formó parte del grupo municipal del Partido Popular. No lo hizo por convicción ni como militante. Lo hizo como independiente y porque ninguna otra formación se lo había pedido.

Medio año después se vio obligado a cambiar de idea. Manolo nunca consiguió recuperarse de su última lesión, de un tiempo a esta parte no era capaz de superar la fase de calificación en las grandes citas e incluso en el campeonato doméstico, él que tiene 115 mejores marcas encima, había pasado a convertirse incluso en segundón por detrás de Borja Vivas.

Por eso a los 36 años ha puesto fecha y hora para decir adiós. También para ganar tiempo para sus otros quehaceres y quizás para pasarse por Galicia, un lugar de culto en cuanto a fisios y gastronomía para quien hoy se convierte en una leyenda viva.