El Kun, principio y fin del Atlético, y pesadilla de Riazor

José M. Fernández REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

01 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Esfuerzo sin premio. Prometió Lotina que pondría en apuros al Atlético y lo consiguió. Y no solo por el experimento de Aythami, una especie de Pepe de Mourinho para cerrar las vías al Kun Agüero, principio y final de todo los bueno que el equipo rojiblanco puede tener.

El Dépor brindó un despliegue que hubiera merecido algo más, pero, como una maldición para Riazor, donde ha marcado en sus últimas cuatro visitas, el Kun lo metió en un lío. Pese a que el argentino no tuvo la continuidad de que goza habitualmente, forzó las dos entradas que acabaron con Lopo en el vestuario media hora antes de tiempo, envío al larguero un misil en la primera parte y marcó el tanto que deja al cuadro coruñés en una delicada situación. Todavía tuvo tiempo de forzar una nueva tarjeta a Zé Castro. Él solo sostiene a los rojiblancos y él solo tumbó ayer a un Deportivo que se dejó todo lo que tenía sobre el césped de Riazor.

El planteamiento no ofrecía demasiadas dudas. Al Dépor le tocaba destruir, dejar la iniciativa a un Atlético llegaba en racha y que suele aturullarse cuando tiene que tocar, capaz de hacer tres o cuatro ingenuos regalos por partido. Una cuestión de tiempo. Eso sí, la única preocupación, agruparse, un 4-4-1-1 y a esperar. Y mucho esfuerzo.

El Atlético no es precisamente peligroso con el balón, pero aún así, el Kun es capaz de inventarse dónde no hay nada. A la primera ocasión que se dio la vuelta con ventaja, maltrató el larguero de Aranzubia. Un susto similar al que se llevó De Gea con un gran disparo de Guardado, que estuvo a punto de aprovechar un grave error defensivo del Atlético. También Perea, en otro par de regalos con los que celebró ser el extranjero con más partidos en la filas rojiblancas, pudo abrir el partido. Un paciente Dépor a la espera del habitualmente atribulado Atlético. Así llegó al descanso, sin demasiadas ocasiones, amagando y haciendo cuentas después de que ayer Real Sociedad y Zaragoza, sorprendentemente, sumaran tres puntos.

Si la delicada situación en la tabla del equipo de Lotina no invita precisamente a la tranquilidad, los males se suceden semana a semana. Ausencias obligadas y lesiones en la línea de creación, problemas en la defensa, lesión de Morel antes del descanso... Malos augurios todos para un equipo que tuvo arrestos para rebelarse, para resistir con diez, para apelar a la épica y para acabar el partido en el área del Atlético, pese a que tuvo que luchar media hora con uno menos y soportar el asedio en su banda izquierda, primero con Ujfalusi y Reyes, y después con el checo y Juanfran.

El juego del Dépor fue insuficiente para sumar una victoria, para batir a un De Gea que no tuvo que emplearse demasiado a fondo, solo en un par de ocasiones, pero la derrota y la expulsión (justa) de Lopo conforman un castigo excesivo.

El Dépor perdió más en Anoeta y en el Santiago Bernabéu que un estadio Riazor entregado, que agradeció que los jugadores se vaciaran.

¿Suficiente gasolina para resistir el complicado tramo final de la Liga?