Necesita «sparrings» extranjeros para mejorar

La Voz

DEPORTES

15 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

José Cuba tenía previsto coger hoy un avión con destino a Azerbaiyán. Allí se concentrará durante lo que resta de mes, hasta el Campeonato de Europa, que se disputará del 27 al 31 de marzo en la localidad alemana de Dortmund. El país caucásico se ha convertido, junto a Osetia del Norte, en una especie de segunda casa para él. Son los centros neurálgicos de la lucha libre, los lugares en los que puede encontrar rivales del máximo nivel mundial, de los que aprender, con los que mejorar.

Porque en sus entrenamientos diarios no tiene un compañero de su talla, en el Club de Loitas de Vilalba iniciaron el año pasado un plan, que consiste en traerle sparrings de categoría. El último verano, un ucraniano y un cubano campeón del mundo. Durante el pasado mes de febrero, uno de los rusos más prometedores le ayudó en su tarea.

Un titán

Nacido en 1981, el trabajo de José Cuba hasta convertirse en el actual titán de 1,85 metros y unos 120 kilos, ha sido continuo. Primero, para dar el salto de categoría, pues cuando era júnior pesaba menos de 96 kilos. «Hicimos un trabajo planificado en unos cuatro años, para ganar masa muscular. Teníamos tres sesiones de pesas a la semana y seguíamos una dieta», cuenta Cuba, que recuerda desde donde partían: «De cero en nivel técnico y táctico».

«Hoy, el trabajo de fuerza, la preparación física, la hacemos prácticamente toda en el tapiz», indica su entrenador, Iván Castro. «Ya no hay necesidad de conseguir más músculo, sería contraproducente. A la hora de moverlo, también se fatigaría más...», explica. Es más, las pesas, el mes antes de la competición, ni las tocan. Y antes, solo para mantener: «Algo de press banca, remo o sentadilla».

Ahora, la mejora en la condición física de José Cuba tiene más que ver con la ganancia de explosividad, de rapidez a la hora de ejecutar sus movimientos. Y en ello, cobra una especial relevancia la ayuda de los sparrings extranjeros. Como el último, el ruso Valery Bedoev. «Es muy rápido y aprovecha todos los fallos de atención. Era muy difícil de atacar y de defender. La velocidad es fundamental para no relajarse», resalta el luchador gallego.