Un talento inigualable que languideció demasiado pronto

La Voz

DEPORTES

05 feb 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Diego Tristán ha sido el mayor talento como delantero centro que ha dado el fútbol español. Un futbolista de goles imposibles que en sus primeras temporadas en A Coruña encandiló en la Liga española y maravilló en la Champions.

Su repertorio fue tan grande que solo adolecía de goles a puerta vacía. Diego no era de empujarlas. Inventaba de la nada. Más que un realizador, era un creador de goles. Los marcaba con los cañones que tenía en cada pierna; sus vaselinas en los mano a mano con los porteros eran excelsas; se manejaba de cabeza como el mejor, aguantaba el balón de espaldas como nadie, encontraba huecos en una baldosa y regateaba con una suavidad que emocionaba.

Pero aún teniéndolo todo, Tristán no pasará a la historia como el mejor. Ser el más grande son palabras mayores. Exige una regularidad de muchos años, una implicación y un compromiso que al algabeño siempre le faltaron. Igual que careció de amigos de verdad que en lugar de apoyarlo sin condiciones le hubieran mostrado otros caminos. Porque Diego era tan talentoso en el fútbol como golfa es la noche. Nunca le gustó a Tristán que le recordaran sus salidas nocturnas porque eran cosa de su vida privada, pero bien es cierto que las mismas acabaron pasándole factura acortando una vida deportiva que debió haber sido memorable.

Ya como ex jugador, Diego padece la nostalgia del fútbol. Y algo de eso nos pasa a todos, sobre todo en A Coruña, donde desde que se fue ya nadie se inventa goles.

Solo queda el consuelo de YouTube, pero no es lo mismo.