Los hispalenses son ahora segundos de grupo y ven más cerca la siguiente ronda.
21 oct 2010 . Actualizado a las 23:32 h.Al Sevilla de Gregorio Manzano le van a diagnosticar trastorno bipolar. Hay dos estilos en el equipo claramente diferenciadores, según se juegue en Europa o en la Liga española. La intensidad, esa característica que faltó en la debacle de Gijón, volvió este jueves a verse sobre el césped. Lo hizo en la UEFA -o 'Europa League', según se prefiera- para vencer en Ucrania. Un país de Europa del Este que trae buenos recuerdos a los sevillistas. Allí se gestó la consecución del segundo título europeo del Sevilla, tras vencer al Shakhtar Donetsk con gol de Palop en el descuento incluido.
Quizá por estos recuerdos de un pasado eufórico que parece efímero, los sevillistas salieron ante el Karpaty con muchas ganas.
A pesar de la presión inicial de los ucranianos, los hispalenses fueron superiores de principio a fin. Escudé se encargó al cuarto de hora de espantar posibles fantasmas con un balón al larguero.
Poco tardó el propio francés en participar en el gol nervionense.
Tras un saque de córner, el central prolongó para que Kanouté volviera a hacer de goleador europeo.
Mientras en las gradas del estadio Ukraina se encendían bengalas para calentar el gélido ambiente, el Sevilla comenzó la segunda mitad con mayor ímpetu. Negredo y Perotti tuvieron en sus botas la posibilidad de poner tierra de por medio. Pero ni el vallecano ni el argentino están en su mejor momento todavía.
Puede que con un segundo gol se hubiera visto un juego más vistoso de los españoles. Pero Manzano decidió que era mejor 'dormir' el encuentro, reservar energías, que no están precisamente sobradas. La expulsión de Checher en el tramo final favoreció estas intenciones. Lo principal era vencer, tener los tres puntos. Sobre todo, tras el empate entre Borussia y PSG, que deja segunda a la entidad que preside José María del Nido. Todo está abierto y el Sevilla se vuelve a encontrar a sí mismo en Europa.