Conducía de madrugada un bus entre París y el aeropuerto cuando el descubridor de Duscher le ofreció un contrato en el Vitoria. Lotina lo encontró cuando espiaba a otros
22 sep 2010 . Actualizado a las 12:30 h.Yves Desmarets haría un buen personaje de Paul Auster, el escritor del azar y la casualidad. Los dos grandes giros de su carrera deportiva son su llegada al Vitoria de Guimaraes en el 2006 y su fichaje por el Dépor este verano: en ambos casos, estos clubes espiaron a los equipos de Desmarets no por su interés en el parisino, sino para recabar informes sobre compañeros del hoy deportivista. Seguían a otros futbolistas y se encontraron con el talento de Yves, ese que lució el lunes en el municipal de Riazor. La casualidad ha convertido a un aficionado que conducía un bus en París de madrugada en un futbolista profesional, primero del Vitoria de Guimaraes portugués y ahora del Deportivo.
Al inicio de la campaña 2005-2006, Desmarets jugaba en el Les Lilas, un equipo de Tercera División de la región que tiene por capital París. Tenía entonces 26 años (nació el 19 julio de 1979) y había descartado vivir del fútbol. De hecho, combinaba el balompié con su trabajo como conductor de bus: «Trabajaba para la compañía francesa SNCF. Hacía el trayecto entre el centro de París y el aeropuerto. Era un recorrido largo, de entre dos y tres horas. Tenía un horario muy malo, de una a seis de la madrugada», recuerda el futbolista del Dépor.
Su vida dio un volantazo gracias al portugués Luís Norton de Matos, una institución del fútbol luso. Triunfó como jugador en el Standard de Lieja y, ya retirado, como director deportivo con el Sporting de Lisboa. Entre los jugadores que descubrió para este club figura el después deportivista Duscher o el hoy atlético Tiago. En la campaña 2006-2007 asumió el banquillo del Vitoria de Guimaraes, que acababa de bajar a Segunda tras toda una vida en Primera. Buscaba a jugadores baratos para su proyecto y se plantó en París. «Norton de Matos fue el que me dio la oportunidad de mi vida», recuerda Desmarets. «Fue a un partido para ver a un jugador que le interesaba. Aquel día, yo hice muy buen partido: metí un gol y di dos».
Así que Luís Norton de Matos se fue de París con un nombre en su libreta, el de Desmarets. «Poco después me llamó y me preguntó si quería jugar en la Liga portuguesa con un contrato profesional. '¿Estás de broma?', le pregunté. Pensé que no iba en serio. A los dos días me volvió a llamar. Me dijo que me había sacado un billete para Portugal y que fuese a firmar. No me lo creía».
Aún con cierta desconfianza, se marchó a Portugal. Era verdad. Firmó por una temporada con el Vitoria de Guimaraes. «A los seis meses me hicieron un contrato por tres temporadas más», apunta. Su gran valedor, Norton de Matos, fue cesado en la jornada 14, pero Desmarets siguió contando para el nuevo técnico. Al final de aquella temporada, su equipo ascendió; fue el inicio de una progresión que llevó al club luso y a Desmarets a disputar la eliminatoria previa de la Champions League y la Copa de la UEFA en la campaña 2008-2009. Por cierto, Norton de Matos, que es íntimo amigo de Mourinho, es hoy el seleccionador de Guinea-Bissau.
Lo quiso el Sporting de Lisboa
En Portugal se hizo un nombre. Disputó 109 partidos de Liga e hizo 10 goles. Incluso los grandes se fijaron en él: «El pasado enero, el Sporting de Lisboa lo quiso fichar, pero no hubo acuerdo entre clubes aunque solo le quedaban cinco meses de contrato», apunta Carlos Gonçalves, agente del jugador parisino.
Equipos de Turquía, Francia (Auxerre), Inglaterra (Fulham) y Portugal lo pretendían este verano cuando recibió la llamada de Lotina. «Fue el entusiasmo del técnico el que nos convenció. Y se vino perdiendo dinero respecto a otras ofertas», explica Gonçalves. El vizcaíno se topó con Desmarets por casualidad: «Me pasaron un vídeo del Vitoria para ver a dos jugadores, pero el que me gustó fue otro, Desmarets, ¡y estaba libre!», reveló el técnico a La Voz el día en que se anunció el fichaje por el club coruñés. Firmó por una temporada con opción a otra (si juega el 50% de los partidos oficiales de la 2011-2012) con una cláusula de rescisión de ocho millones. «Juego en la mejor Liga del mundo, quién me lo iba a decir hace cinco años», ríe Yves.