El Xacobeo, un presente brillante y un futuro incierto

M. F. REDACCIÓN/LA VOZ.

DEPORTES

20 sep 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

La Vuelta 2010. Punto y seguido. Punto y aparte. O un épico y bello epitafio. Eso será la Vuelta 2010 para el Xacobeo. El equipo del segundo de la general fue la tercera mejor formación de la carrera. Tiene un presente brillante, pero un futuro incierto. Quizás hoy se aclaren algunos puntos de la negociación con Aluminios Cortizo durante la recepción de Alberto Núñez Feijoo a los corredores. Pero su futuro está en el aire.

En esta Vuelta siete gallegos, un madrileño y un ruso unieron sus fuerzas por el bien común. Tapando el viento al jefe de filas. Cargando con bidones. Y consumiéndose como el breve fulgor de una cerilla en un puerto sin gloria. En ese ejercicio de sacrificio extremo ha triunfado el Xacobeo, desterrando el tópico del individualismo gallego, de la dispersión patológica. Se concentraron juntos en Pena Trevinca pagando de su bolsillo para preparar su cuarto asalto a la Vuelta y subir por fin al podio. La cuerda que ata a un ciclista a su jefe de filas es la profesionalidad. Pero, en el caso del Xacobeo, el nudo se aprieta con la amistad. Gonzalo Rabuñal tira porque toca. Y porque lo necesita Ezequiel. Veloso espera a un compañero y le da la comida en la boca porque es lo debido. Y porque se trata de David García.

El equipo ciclista era un sueño viejo. Cada invierno reaparecía el rumor y el pelotón gallego lo digería con el escepticismo. Pero en el 2007, al abrigo del ala nacionalista del bipartito, Valery Karpin, que dejaría después el lastre de la deuda, proporcionó el empujón. Óscar Pereiro, Marcos Serrano y David Blanco arroparon aquella gestación. Álvaro Pino fue el elegido para dirigir aquella formación, primero Karpin y luego Xacobeo.

Quince gallegos han defendido este maillot. Fueron aterrizando en el equipo como secundarios necesarios. Muchos aseguraban que no había madera para un Euskaltel. Nunca tuvo el Xacobeo la categoría ProTour. No llegó a los Campos Elíseos. Ni se asomó a las grandes clásicas. Le tocó vivir, humildemente, por y para la Vuelta. Y hoy hasta Eusebio Unzué reconoce que es «imprescindible» en esta carrera. El Xacobeo suma tres victorias de etapa (García en Ponferrada, Veloso en Catí y Mosquera en la Bola del Mundo), un triunfo por equipos, y un segundo puesto en la general. El sábado, en Navacerrada, se dieron un baño de sufrimiento y de masas. Excepto Mosquera, ninguno tiene contrato para el 2011. Y no quieren epitafios.