Morel, sangre guaraní para el Dépor

Rubén Ventureira REDACCIÓN/LA VOZ.

DEPORTES

Lotina ya tiene al lateral que quería, ganador de diez títulos en Argentina y 33 veces internacional con Paraguay

23 ago 2010 . Actualizado a las 02:47 h.

Se esperaba a uno, y llegarán dos. Para relevar a Filipe el Dépor ha contratado al paraguayo Claudio Morel y al noruego Rindaroy. De la lista de cinco que manejaba el club, Morel era el preferido de Lotina y es el destinado a ser titular. Llega avalado por sus 33 partidos internacionales con Paraguay (con la que debutó en 1999) y por sus diez títulos con San Lorenzo y Boca.

Claudio Morel (2 de febrero de 1978) lleva el fútbol en los genes. Su abuelo Juan Sebastián, que hoy tiene 84 años, fue volante del Cerro Porteño paraguayo, pero se rompió la rodilla y tuvo que dejar el fútbol profesional; después fue portero en equipos aficionados. Su padre Eugenio fue un extremo izquierdo de potente zurdazo que jugó una temporada (80-81) con Maradona en Argentinos Juniors y que después se convirtió en una estrella de San Lorenzo. Este club fue el primero de su hijo Claudio. «Hasta los 15 años estuvo en una escuela de fútbol. Luego lo dejó, y a los 18 me dijo: 'Papá, ¿me llevás a probar a San Lorenzo'. Allá fuimos. Le presenté al entrenador y lo cogieron a la primera práctica», recuerda Eugenio Morel.

Empezó en el conjunto de cuarta división, pero al poco ya compatibilizaba éste con el de los reservas del primer equipo: «En aquella época jugaba a menudo los sábados con un equipo y los domingos con otro», apunta su padre. A los 20 años se estrenó con el primer plantel. Morel, que mide 1,75, brilló como lateral y como central. Acabó teniendo galones: lanzaba córneres y se le recuerdan grandes goles de falta. Con San Lorenzo logró tres títulos: Clausura 2001, Copa Mercosur 2001 y Copa Sudamericana 2002.

En agosto del 2004 fichó por Boca. Fue un suplente habitual hasta septiembre del 2006, cuando llegó al banquillo xeneize La Volpe. Le dio confianza y Morel respondió. Se convirtió en el comodín del equipo. Macri, presidente del club, lo llegó a comparar con Beckenbauer por su elegancia al sacar el balón. Su puesto natural es el de lateral, aunque siempre ha dicho que se siente más a gusto como central, donde no le limita la raya de cal. También le gusta la portería, donde se suele colocar en los entrenamientos; no es por herencia de su abuelo, si no por su devoción por Chilavert.

Logró ocho títulos con Boca. Entre ellos, dos ligueros (Apertura 2005 y Clausura 2005) y la Copa Libertadores 2007.

Con los bosteros jugó 196 partidos, sufrió cuatro expulsiones y anotó un gol, según la propia web del club. «En Boca apenas le dejaron tirar faltas. Ahí lo tira todo Riquelme», ríe el padre del ya deportivista. Aún así, en entrenamientos previos la final de la Intercontinental contra el Milán, en 2007, Maradona le regaló un cursillo: le dio consejos sobre cómo colocarse para lanzar un golpe franco y qué efectos darle a la pelota.

Mundialista

Sus últimos tiempos en Boca no fueron felices. El equipo lleva dos años malos y urgía una renovación. Morel, que había perdido la titularidad, acababa contrato el pasado junio. Y no se le renovó. Disputó completos los cinco encuentros que disputó en el Mundial la selección paraguaya, que fue eliminada por España en cuartos de final. Tras tomarse una semana de vacaciones, empezó a entrenarse por su cuenta en Buenos Aires, donde reside. Casado con Fernanda, Claudio Morel tiene dos hijos, de 7 y 3 años. Ha firmado por dos temporadas. Su llegada a Alvedro está prevista para las 16.55 horas de hoy.

Su padre está seguro de que triunfará en A Coruña: «Se cuida mucho, es un gran profesional. Tiene buena técnica, siempre la saca jugando. Pierde muy pocos balones. Marca fuerte. Tiene un buen disparo, le pega más colocado que fuerte. En resumen, muy completo». ¿Algún defecto? «Habla poco, hasta conmigo. Le saco las palabras a tirabuzones».