El Tour del «safety car»

Antonio Alix

DEPORTES

26 jul 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

O el de las amistades peligrosas, o el de tantos y tantos títulos que se le han puesto a esta carrera que a priori contaba con dos favoritos y en el que efectivamente ningún otro ha aspirado a ganarlo. Con tal marcaje, amistoso eso sí, que hasta se han desentendido del resto de rivales. Con unos incidentes y caídas a los que se ha dado excesivo protagonismo. Porque una cosa es que por culpa de la lluvia se caiga medio pelotón y otra que la caída sea por ir por encima del límite. Y qué decir de ese incidente mecánico absolutamente culpa del luxemburgués que se volvió en contra del Alberto, quien inexplicablemente pidió perdón por algo en lo que el no tenía nada que ver; no atacó al ver la avería de Andy, ya venía a tope respondiendo al ataque de aquel.

Un Tour en el que luego reinó el amor en plan Iker Casillas y Sara Carbonero, con tregua en las dos etapas del Tourmalet, en las que la afición se sintió defraudada. Una tregua que Alberto firmó sabedor de su superioridad en la crono, pero que a punto estuvo de volverse en su contra por ese inesperado mal rendimiento en Burdeos. Allí Andy estuvo más o menos según lo esperado; fue Alberto el que no caminó como otras veces y toda España tuvo el corazón en un puño; se mascaba la tragedia como en Sudáfrica tras la derrota ante Suiza.

Se salvaron los muebles y Alberto ya tiene tres Tours, algo excepcional con 27 años. Pero debe dejar de fiarse de su supuesto amigo Andy, quien con esa angelical sonrisa es más peligroso que una piraña en la bañera. Su compañero Cancellara frenó al pelotón en Bélgica tras su caída; pero bien que tiraron a tope sobre el adoquín aún teniendo al hermano mayor en el suelo. Y, lo que más me ha dolido: acusó a Alberto de mal deportista tras el incidente de la cadena, lo que encogió el corazón del madrileño y motivó su bajada de pantalones. El mal deportista fue Andy, quien debería haber reconocido su error mecánico y quitar importancia a que Alberto siguiese a tope. Un amigo no hace eso; por tanto, Alberto deja esa amistad para los tuyos de toda la vida porque en el futuro este chaval no te va a regalar etapas ni esperarte al verte en dificultades.